La visita apostólica del papa Benedicto XVI a México realizada del 23 al 25 de marzo, más allá del contenido pastoral, la presencia del Vicario de Cristo, es de naturaleza política, justo en medio del proceso electoral federal que definirá al candidato que ocupara la presidencia de la republica del 2012 al 2018.
Para algunos estudiosos de la ciencia política no es gratuito que el líder máximo de la iglesia católica acuda a suelo mexicano en plena lucha comicial, lo que de suyo revela una intencionalidad política al coincidir con la semana previa al inicio formal de las campañas, siendo inevitable advertir el rostro político-electoral del viaje papal.
En conferencia de prensa con periodistas que viajaron con Joseph Ratzinger de Roma a León en pleno vuelo del santo padre a México, este compartió la preocupación del gobierno mexicano en la lucha contra el crimen y el narcotráfico, y dijo que esas amenazas tienen que ser combatidas, ya que “es un deber desenmascarar el mal”.
“El problema del narcotráfico y de la violencia es una gran responsabilidad para la Iglesia de este País, con 80 por ciento de católicos», abordo también el tema de la pobreza y la crítica al marxismo que ya no se ajusta a la realidad.
Posteriormente Benedicto XVI en el aeropuerto de Silao Guanajuato, en respuesta a la bienvenida de Felipe Calderón, el Papa expresó lo que el gobierno federal ansiaba escuchar. El líder del catolicismo mundial manifestó su preocupación por los mexicanos que sufren a causa de la violencia criminal.
En otras palabras lo anterior se podría interpretar como un espaldarazo del Papa al presidente Calderón por su lucha contra el crimen y el narcotráfico. Confirmando con ello que la llegada del obispo de roma tiene una fuerte carga política.
De igual modo se traduce en un acto de legitimación al gobierno de Felipe Calderón y un proselitismo electoral a favor del PAN y, por extensión a su candidata presidencial Josefina Vázquez Mota.
También abordó entre otros el tema político de la libertad religiosa, donde señaló que ningún poder tiene el derecho de olvidar o despreciar esa libertad, la cual dijo, es fundamental.
Al respecto el papa no debió mostrar su completo beneplácito ya que las propuestas originales de reforma al artículo 24 constitucional sobre la libertad de religión y de la enseñanza de la educación religiosa en escuelas públicas, estas últimas fueron suprimidas en Cámara de diputados y en comisiones del Senado tan solo se lo logró la autorización celebrar actos de culto religioso en público.
He aquí que al hablar de los temas políticos el obispo de Roma no sólo desmintió a los que no creían que su visita tuviera un fuerte contenido político, sino por el contrario el jefe de la Iglesia católica se habría convertido en el principal aval del gobierno de Calderón e impulsor de la libertad religiosa.
Por otro lado llamó la atención que por razones de agenda el jefe del Vaticano no haya concedido audiencia a las víctimas de la pederastia eclesiástica, ni las damas de blanco de Cuba en defensa de los derechos humanos de la isla.
En el mismo orden de ideas, la misa del Parque Bicentenario al pie del Cerro del Cubilete evidenció en todo su esplendor la victoria cultural de la iglesia romana en México contra todos sus enemigos, constituyendo la prueba más idónea de que el Vaticano ha retomado el control espiritual de México y que las élites políticas y económicas de México siguen siendo súbditos fieles al poder romano.
Por tanto la asistencia al acto litúrgico de Josefina Vázquez Mota, Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto, quienes estuvieron allí para acatar el significado mayor de la misa de inter campaña, para convalidar las maniobras contra el Estado laico, de ahí el pragmatismo de los actores políticos.
Los candidatos presidenciales que acudieron a la magna misa política habrían recibido una suerte de bendición partidista completa. Con la vista puesta en las urnas electorales, realizando cesiones que hacen suponer de que existe una urgencia en la captación de votos a como dé lugar, la derecha panista y priista y la izquierda pragmática perredista consideran que los Pinos bien vale una misa.
En definitiva la visita de Joseph Ratzinger a México en medio del proceso electoral fue premeditada por el gobierno federal, que revela una intención política en favor del PAN que es el partido que más católicos agrupa en el país. El gobierno de presidente calderón ha echado mano de múltiples recursos de diferente tipo para influir en las elecciones y por lo tanto la visita de Su Santidad es uno de ellos.