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Las expectativas de crecimiento

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


Aquellas predicciones y previsiones sobre el comportamiento futuro de la economía sobre la base de la adquisición y uso racional de la información se conocen como expectativas. Como las estimaciones que tratan de reducir en lo posible el nivel de Incertidumbre propio de toda actividad económica.

Viene a cuento lo anterior por las expectativas de crecimiento económico para México en 2014, de la Secretaria de Hacienda y Creadito Público (SHCP) de 3.9% de aquí a fin de 2014 y a 5.0% para el resto del sexenio, que de acuerdo con los especialistas igual como sucedió en 2013, ahora comienzan a desplomarse, por lo que los focos de alarma se han encendido.

En efecto la consultora Barclays, redujo la proyección de crecimiento para este año, de 3.7 a 3 por ciento y HSBC disminuyo del 4.1% a 3.7%. Cabe decir que PIB creció el año pasado tan sólo 1.1 por ciento, sin lograr la proyección inicial de la SHCP del 3.5%, posteriormente del 1.3 por ciento, viendo con mayor pesimismo el futuro de la economía.
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Así pues el empleo creció muy por debajo de la meta oficial, menos del 50% del millón de empleos requeridos. Además el gobierno federal incurrió en el 2013 en graves errores, tales como el subejercicio del gasto durante el primer semestre, dio a conocer su política de vivienda que paró la industria de la construcción, impuso una reforma fiscal que, en vez de dinamizar la economía, la ha frenado.

Por otra parte habría que considerar, la deuda pública de estados y municipios misma que se duplicó al pasar de 186 mil 470 millones de pesos a 482 mil 807 millones al cierre de 2013, el gobierno federal tiene por concepto de deuda pública la cantidad de 687 mil millones de pesos, sin duda la más alta de la historia.

Como consecuencia de los nuevos impuestos, la inflación aumentó al casi 4.5% deteriorando el poder adquisitivo de los trabajadores; Aunado a ello, el aumento del desempleo en 4.81% durante enero, atrás quedaron el supuesto beneficio de la reforma social hacendaria.

Aquí surge la pregunta obligada ¿Hubiera sido mejor un incremento gradual de los impuestos en forma equitativa y proporcional en vez de un solo tirón? La . Por tanto, los mexicanos gastarán menos, la economía se moverá más lentamente y se perderán más empleos y millones de mexicanos en situación de pobreza y pobreza extrema jamás saldrán de su postración.

Conviene señalar que de poco o nada servirán reformas incompletas o mutiladas como la educativa o manejadas con intereses más políticos que productivos —como la energética, mientras la situación económica continúa en punto muerto. Sin avance. Aún más: con evidentes retrocesos.

Por otro lado las últimas encuestas revelan una baja en la popularidad del presidente Peña Nieto, mas mexicanos están en desacuerdo con su manera de gobernar, porque tienen la percepción de que la economía del país y la personal van mal.

Por consiguiente la economía está en un punto muerto que no acaba de arrancar para crecer con la fuerza que los economistas y el gobierno han venido prediciendo desde hace varios meses.

En otro orden de ideas, la encuesta de BGC-Ulises Beltrán, al concluir febrero el actual, el 50% de los mexicanos piensa que la economía está en crisis, y 42%, que pasa por un momento difícil; sólo 6% manifiesta que está fuerte.

En el tema de la inseguridad pública, la encuesta de viviendas de El Universal-Buendía & Laredo, efectuada en febrero de 2014 dicen que estamos viviendo el peor momento el sexenio, “todos los mexicanos (incluidos los priistas) consideran que va en aumento la violencia relacionada al narcotráfico en el país; que el gobierno está perdiendo la guerra contra los cárteles de la droga.

Ahora bien muchos mexicanos no creen que el gobierno federal vaya a lograr el crecimiento económico pronosticado, aun con los nuevos impuestos. Ya que no existen las políticas para aumentar la productividad, el fortalecimiento del mercado interno, la política industrial, los motores de la innovación y del conocimiento; las capacidades ejecutivas y la vigencia del Estado de Derecho.

En definitiva el gobierno de peña Nieto debe corregir el rumbo económico de México, consiguiendo que las reformas secundarias lleguen al fondo a pesar de las presiones de diversos actores que intentan mantener los monopolios y frenar la competitividad, optimizar el gasto gubernamental en todos los niveles de gobierno frente a la creciente corrupción y la falta de rendición de cuentas y productividad.

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