Carlos Ramírez
INDICADOR POLÍTICO
Varios años antes de iniciar su tarea de diplomático maquiaveliano –o, podría decirse, maquiavelista— a favor de la izquierda populista iberoamericana de Evo Morales (Bolivia), Raúl Castro (Cuba), Rafael Correa (Ecuador) y ahora Nicolás Maduro (Venezuela), el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) apareció en Madrid el libro El Maquiavelo de León. Como es realmente Zapatero, del periodista José García Abad.
Como parte de su trabajo en la élite de poder de Florencia, Niccolò Machiavelli desarrolló al mismo tiempo un trabajo de enviado diplomático ante países en crisis. A partir del 2014, el expresidente Zapatero ha convertido el Cono Sur de América en un espacio de labor diplomática a favor, sobre todo, del presidente venezolano Nicolás Maduro.
La semana pasada, Zapatero desplegó una labor en México para consolidar el llamado Grupo Puebla, una organización de expresidentes de repúblicas populistas y de lideres promotores de ese modelo social de expresión popular. La presencia del político español, ante la ausencia formal del gobierno de España y la Unión Europea en la zona continental que perteneció al Reino de España y que ha estado abandonada por decenios, no representó una gestión de la Moncloa, sino que se trató de una labor personal diplomática para romper el acoso contra las decisiones dictatoriales del gobierno de Maduro.
Más que un pivote político o ideológico en la pluralidad pantanosa de los países de programas políticos populistas, el papel de Zapatero ha estado en función de la representación de los intereses diplomáticos del dictador Maduro como una especie de embajador de los intereses venezolanos. La relación directa de Maduro con la Moncloa se ha desarrollado a través del hasta hace poco vicepresidente Pablo Iglesias y vía el político de Unidas Podemos Juan Carlos Monedero, ambos mencionados en revelaciones de distribución de dinero sudamericano –Venezuela, Bolivia y Ecuador– a la consolidación de la opción de UP.
El papel de Zapatero en Venezuela tiene algunas referencias a lo registrado por el periodista García Abad. Aquí transcribimos solo la ficha con la cual la editorial La Esfera de los Libros promovió el contenido del libro porque explicaría las razones del expresidente español como diplomático de cabecera del dictador Maduro:
“El libro pretende revelar lo que esconde la enigmática sonrisa de Zapatero, más allá de la impresión que trasmite de ingenuidad y bonhomía. Por medio de multitud de anécdotas inéditas, el autor describe las técnicas y ardides maquiavélicos del leonés para alcanzar y mantenerse en el poder a toda costa: su asombrosa habilidad para los pactos más inverosímiles y para la reconversión de las alianzas; su propensión a enfrentar a sus colaboradores, y su firme determinación a la hora de eliminar a quienes le pudieran hacer sombra.
“El lector descubrirá, a medida en que se adentre en estas páginas, a un personaje mesiánico, convencido de que su intuición es infalible, caprichoso en la selección de sus ministros y altos cargos, a los que suplanta y ningunea con frecuencia, que sólo improvisa en los actos de Gobierno pero nunca en la puesta en escena, en la que es un consumado maestro; cómo y con quién toma las decisiones al margen de las instituciones de Gobierno, por medio de un teléfono móvil; cuáles son sus verdaderos amigos; cómo se relaciona con los empresarios; cómo se ha formado y cuál es el papel de su beautiful people; así como su ejecutoria como aprendiz de brujo de los negocios donde se revelan aspectos nunca contados sobre operaciones relacionadas con el BBVA,
Y se agrega aquí uno de los muchos párrafos del perfil del expresidente español:
“Es, además, un artista del disfraz y un virtuoso en el ilusionismo y de las nubes de humo. Para él lo más importante no es el producto sino la venta del mismo; la doctrina y el proyecto político quedan supeditados a la cosecha de votos, al marketing, a lo que indiquen las encuestas”.
La configuración y funcionamiento del Grupo Puebla forma parte de intentos de organización de estructuras multilaterales de los países de la región Iberoamericana, pero tratando de mantener una distancia crítica del dominio geopolítico de Estados Unidos en la zona de América Latina y el Caribe. Se trata de un espacio político de diálogo entre gobiernos de coincidencia populista, aunque todos ellos con perfiles capitalistas dependientes y ajenos al fracasado socialismo cubano.
Desde el desmoronamiento en la Unión Soviética y la incapacidad militar y económica de la Rusia de Putin para aliarse a países de la zona estadounidense, la Casa Blanca en realidad no se ha preocupado por mantener un dominio ideológico sobre la región, como el que llevó al patrocinio de la invasión contrarrevolucionaria a Cuba, al golpe de Estado en Chile y al financiamiento de la contra nicaragüense.
Los gobiernos de Bill Clinton a Joseph Biden (1993-2021, casi 30 años) se han olvidado de la responsabilidad económica, social y política de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe y sus muchas crisis, y apenas ahora comienzan a voltear hacia el sur frente a la oleada migratoria Iberoamericana provocada por la pobreza y por la violencia criminal, ambas con una corresponsabilidad estadounidense.
El Grupo Puebla hasta ahora no ha provocado ni el más mínimo interés de la seguridad nacional estadounidense en tanto que no representa ningún sobresalto político regional ni tampoco se ha considerado como la puerta de entrada al continente americano de los intereses geopolíticos de China, Rusia o Irán. Al final de cuentas, el grupo solo representa intereses de liderazgos populistas regionales sin posibilidad de enfrentarse al poderío de EU.
Las gestiones de Zapatero se han reducido de manera única a representar los intereses de la dictadura de Maduro y no han configurado siquiera una propuesta geopolítica como la bolivariana de Hugo Chávez o la revolucionaria de Fidel Castro. En este sentido, el Maquiavelo de León parece haberse reducido al Maquiavelo de Maduro.
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