VI Informe de Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa

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 Ministro Juan Silva Meza, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Diputado Jesús Murillo Karam, Presidente de la Cámara de Diputados.

Senador Ernesto Cordero Arroyo, Presidente del Senado de la República.

Señora y señores Gobernadores y Jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Doctor Leonardo Valdés Zurita, Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral.

Doctor Agustín Carstens Carstens, Gobernador del Banco de México.

Doctor Raúl Plascencia Villanueva, Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Doctor Eduardo Sojo Garza-Aldape, Presidente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Doctora Jacqueline Peschard Mariscal, Comisionada Presidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos.

Señoras y señores miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Señoras y señores integrantes del Poder Judicial de la Federación.

Señoras y señores Diputados.

Señoras y señores Senadores.

Señores Presidentes de partidos políticos.

Señoras y señores integrantes de organismos públicos autónomos.

Señoras y señores Embajadores del Cuerpo Diplomático acreditado en México.

Señoras y señores dirigentes de organizaciones empresariales, religiosas, sindicales y de la sociedad civil.

Señoras y señores de los medios de comunicación.

Apreciables rectores, directores, académicos e investigadores de instituciones de educación superior.

Muy estimada Procuradora.

Consejero Jurídico.

Secretarias y Secretarios.

Estimados colaboradores del Gobierno Federal.

Distinguidos miembros del presídium.

Señoras y señores:

En cumplimiento de nuestra Constitución, he entregado al Congreso, mi Sexto y último Informe sobre el estado que guarda la Administración Pública.

Ahí, están contenidas las acciones, las obras, los programas y las políticas que integran los principales avances que hemos alcanzado juntos los mexicanos.

La información sobre esta Administración está a disposición de todos.

Hoy, quiero referirme a los retos que encontramos al llegar al Gobierno, lo que hicimos para enfrentarlos y superarlos, y los resultados obtenidos en los cinco ejes de política pública que he planteado desde el inicio.

Seguridad pública y Estado de Derecho, economía competitiva y generadora de empleos, igualdad de oportunidades, desarrollo sustentable y democracia efectiva y política exterior responsable.

Seguridad y Estado de Derecho:

La justicia y la defensa de la vida, de la libertad, de la integridad y del patrimonio de las personas son principio y fin de todo Estado democrático de derecho. Por eso,  proteger a los mexicanos de la criminalidad ha sido, para mi Gobierno, un imperativo legal, político y moral. Un imperativo categórico.

Qué fue lo que encontramos.

México estaba inmerso en una dinámica perversa, que podría resumirse así: la evolución del fenómeno delictivo y la involución de las instituciones encargadas de combatirlo.

Desde hace más de una década, comenzaron a darse cambios de fondo en el comportamiento de la criminalidad en México. Nuestro país dejó de ser uno de mero tránsito de drogas, para convertirse, también, por desgracia, en un país de consumo.

Los criminales comenzaron a buscar nuevos mercados entre los jóvenes, impulsados por el crecimiento en el ingreso de la población, entre otras cosas.

Este cambio del mero narcotráfico al narcotráfico, más narcomenudeo, fue una de las razones relevantes por la que la violencia comenzara a afectar gravemente a los ciudadanos, y voy a explicar por qué.

La venta de droga al menudeo, en detalle, provocó que las organizaciones no sólo trataran de controlar rutas y puntos fronterizos, como antes, sino también plazas y regiones enteras del territorio mexicano.

Esta expansión territorial la llevó a enfrentamientos cada vez más violentos entre las propias organizaciones. Y en esa disputa por redes y territorios, se gestó y se libra hasta ahora una de las más cruentas luchas de las que se tengan registro.

Otro factor fundamental fue que, en el año 2004, los Estados Unidos facilitaron la compra de armas de asalto, al no refrendar la ley que prohibía su venta; y ello permitió que los delincuentes tuvieran acceso, casi ilimitado, a todo tipo de armamento, con lo cual, aumentó considerablemente su poder de fuego frente al Estado y frente a grupos rivales, y alimentó así la espiral de violencia que iniciara, precisamente, más o menos por ese tiempo.

Para dominar una región, las bandas requerían neutralizar a la autoridad, y neutralizarla a través de la intimidación o la cooptación. Y una vez sometida la autoridad y hechos del control territorial, por meras economías de alcance, los criminales incursionaron en otros delitos, como son el secuestro, la extorsión y el cobro de derecho de piso.

Paralelamente al crecimiento de la delincuencia, se vivió otro fenómeno, éste de parálisis y, en muchos casos, de franca involución de las instituciones de seguridad.

Muchas corporaciones estaban penetradas por, entre comillas, cierta corrupción. Esto, hay que decirlo, era producto de lamentables márgenes de tolerancia en nuestra sociedad, que si bien no repercutían inicialmente, en acciones de violencia contra los ciudadanos, fueron erosionando la capacidad del Estado para hacer cumplir la ley.

Al final, la corrupción policiaca resultó clave para la expansión de la delincuencia. La vulnerabilidad de las instituciones policiales y ministeriales las hizo presa fácil de la criminalidad que, en muchos casos, terminó por usar a la propia policía para sus propósitos.

Esta situación generó, también, señales e incentivos perversos tanto en la sociedad como entre los criminales.

Por qué.

Porque el delincuente percibió que no tendría castigo y el ciudadano que no tendría defensa. Y así la impunidad, la real y la percibida, exacerbó el fenómeno criminal, no sólo los delitos vinculados al crimen organizado se multiplicaron, sino, sobre todo, aquellos del orden común que más afectan y que más duelen a los ciudadanos: el robo, particularmente, robo con violencia; el secuestro, la extorsión y el homicidio.

Así, por un lado, la evolución de la delincuencia y, por el otro lado, la involución de las instituciones de seguridad y justicia rebasaron a las autoridades y motivaron la intervención subsidiaria del Gobierno Federal en diversos lugares.

Ese fue el diagnóstico al inicio de la Administración y el motivo, también, para enfrentar a la criminalidad.

El objetivo ha sido refrendar a México como un verdadero país de leyes y, desde luego, garantizar, primordialmente, la seguridad de los ciudadanos.

Nos propusimos con firmeza y sin dilación combatir al crimen, combatir sus causas y proteger a las familias mexicanas.

Y con ese fin, implementamos una estrategia integral, sustentada en tres ejes primordiales:

El primero fue hacer frente a las organizaciones criminales.

El segundo, modernizar y fortalecer las instituciones de seguridad y de justicia.

Y el tercero, reconstruir el tejido social.

Qué logramos.

Bajo el primer eje, pusimos en marcha operativos conjuntos en aquellos estados donde la violencia criminal era ya intolerable.

Hay quien sugiere que lo mejor hubiera sido no hacer nada y permitir que los delincuentes siguieran actuando a sus anchas. Esas voces, por lo mismo, señalan que la violencia es culpa del Gobierno por haber actuado en contra de los criminales. Nada más alejado de la realidad.

La violencia es causada por las bandas criminales, en su ambición por controlar rutas, territorios para sus negocios ilícitos, no por el Gobierno.

Y ahí donde se han realizado operativos Federales ha sido en apoyo de las comunidades y a solicitud de las autoridades locales que se han visto, en muchos casos, rebasadas por la delincuencia.

De tal manera, que la intervención Federal no ha sido el problema, ha sido parte de la solución.

Con los operativos conjuntos hemos golpeado las estructuras logísticas, operativas y financieras de la criminalidad. Hemos asegurado cantidades inéditas de dinero, de armas, de droga. Hemos capturado a decenas de líderes, a cientos de lugartenientes y, quizá, a miles de presuntos sicarios o distribuidores de las organizaciones delincuenciales.

Veintidós de los 37 criminales más buscados en el país, según la lista del 2009, 22 de ellos han sido neutralizados.

En cierta medida, con la acción de las Fuerzas Federales y con el apoyo valiente de las comunidades, impedimos que los delincuentes tomaran el control del Estado mexicano.

Hemos enfrentado, ciertamente, momentos de zozobra y de dolor pero, ante el embate de una delincuencia sin escrúpulos, los mexicanos nos unimos para defender nuestras libertades y la seguridad de nuestras familias.

En la primera línea de defensa de la Patria han estado los miembros del Ejército y de la Marina Armada de México. Su valor, su entrega, han sido fundamentales para proteger a la sociedad.

Su mérito es múltiple. A pesar de enfrentar grandes peligros y arriesgar la vida, han actuado conforme a la ley, con respeto a derechos humanos y a libertades.

El Ejército y la Marina están cumpliendo con su deber. Su deber es proteger al país. Y lo están haciendo con valentía y con entrega. Y por eso, cuentan con el apoyo y el cariño del pueblo.

Los mexicanos estamos orgullosos de nuestros soldados y marinos. Y yo, estoy, personalmente, agradecido con todas y con todos ellos: los soldados, los marinos, los jefes, los oficiales, los generales, los almirantes, de nuestras Fuerzas Armadas.

Dondequiera que se siente su presencia, se recupera la tranquilidad de las comunidades. Y, para mí, ha sido el mayor de los honores el ser Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. Siempre leales a las instituciones de la República y a los mexicanos.

Quiero, también, reconocer la notable labor realizada por la Policía Federal y por la Procuraduría General de la República. Instituciones que se han conducido con entrega en el combate al delito y a los delitos, en particular, que más lastiman a los ciudadanos.

Estos han sido seis años de trabajo paciente y constante para fortalecer estas instituciones que son clave para la seguridad de todos.

Yo agradezco a todos sus elementos por este noble esfuerzo, a cada Policía Federal, a los Federales Ministeriales, a los Ministerios Públicos, a todos mis colaboradores en el Gabinete de Seguridad, porque este noble esfuerzo, estoy seguro, rendirá buenos frutos.

Ciertamente, se han cometido errores y, en algunos casos, abusos por parte de algunos elementos, pero han sido la excepción, no la regla. Y lejos de ocultarlos, en todos los casos en que se ha tenido conocimiento, se ha actuado contra los responsables.

Pero por esos casos aislados no puede juzgarse a las instituciones en las que todos los días miles de mujeres y hombres honestos, arriesgan la vida por defendernos a todos los mexicanos.

Y, precisamente, por ello, el segundo eje de nuestra estrategia ha sido reconstruir las leyes y las instituciones de seguridad y de justicia, con una visión de largo plazo.

Hoy, México cuenta con mejores leyes para perseguir delitos, sancionarlos y proteger a la gente. Hemos puesto en marcha una reforma constitucional histórica en materia de justicia penal y seguridad pública.

Esa y otras nuevas leyes, como la de Seguridad Pública misma, la de Extinción de Dominio o las Reformas al Catálogo de Delitos Federales, ayudarán a desterrar la impunidad e impartir justicia.

La razón de ser de este esfuerzo, ha sido y son las víctimas de la violencia criminal. Atender su clamor de justicia es una exigencia de toda la sociedad. Y, precisamente, en días pasados presenté al Congreso de la Unión una iniciativa de Ley General de Atención y Protección a las Víctimas de la Violencia, que contempla la creación de mecanismos para una reparación integral del daño hecho a las víctimas, sea víctima de algún delito, o sea, víctima de violación de derechos humanos.

La creación de un registro, la creación de un fondo, de una conferencia de protectores de víctimas, de una Procuraduría, ya con rango de ley, de Defensoría de las Víctimas, y de mecanismos de participación ciudadana, que es muy importante para cumplir con ese propósito.

Los criminales han hecho un daño incalculable a México y, quizá, el más grande sea la desaparición de personas o los homicidios cometidos en la última década.

Es fundamental resolver todos esos casos, recuperar la memoria de las víctimas y atender dignamente a sus familiares.

Queremos que México pueda vivir en paz.

A nuestra generación le tocó asumir los costos y los riesgos de una transformación ya impostergable en la política y en las instituciones de seguridad.

Una reforma que, aunque comienza a dar ya algunos frutos, sus verdaderos resultados sólo se verán plenamente en el futuro.

Cierto, necesitábamos nuevas leyes, pero, también, necesitábamos nuevas instituciones de seguridad y de justicia.

Y, por ello, hemos modernizado, equipado y depurado a la Procuraduría General de la República y, también, creamos una nueva Policía Federal a partir de la antigua Federal Preventiva.

Esta Institución se transformó de seis mil a más de 36 mil elementos que, por primera vez, están sujetos a mecanismos de Control de Confianza y a una capacitación.

Y este ha sido el punto de partida, no sólo para contar con una moderna corporación policial Federal, con los mayores avances tecnológicos a su disposición, sino, también, para adoptar un nuevo modelo de policía civil, profesional y confiable para todo el país.

Y como parte de esta nueva concepción institucional, construimos Plataforma México, un sistema de vanguardia que es referente para otros países en materia de tecnología aplicada al combate al crimen.

Al inicio del Gobierno nos encontramos que sólo había registros de información policial aislados en algunas corporaciones, con grados de eficiencia y confiabilidad muy dispares, y, desde luego, sin interconexión entre una corporación y otra, y menos entre el nivel estatal y el nivel Federal.

Hoy, Plataforma México concentra la mayor base de datos en materia criminal, más de 500 millones de datos, lo que nos ha permitido pasar de un modelo policial reactivo a uno sustentado en el uso de información y de inteligencia.

La nueva legislación en seguridad pública establece la obligación de profesionalizar, no sólo los cuerpos Federales, sino, también, los cuerpos policiales locales.

Y el Gobierno Federal ha apoyado, como nunca, a estados y municipios para capacitar, para evaluar y para depurar      a sus policías. Y a la fecha, prácticamente, la mitad de los policías de todo el país, prácticamente la mitad, ya han sido sujetos a exámenes de Control de Confianza.

Bajo el tercer eje de la estrategia, el de reconstruir el tejido social, trabajamos sin descanso para crear un conjunto de condiciones de bienestar y de cohesión comunitaria, que a la vez que mejoran la calidad de vida, inhiben la incidencia de crimines y de adicciones.

El corazón del esfuerzo es proporcionar a nuestros jóvenes más y mejores oportunidades de empleo, de educación, de recreación, para evitar que sean presa de la criminalidad.

Con los Centros Nueva Vida, de los cuales se han creado más de 300 en el país, hemos establecido un Sistema Nacional para la Prevención y el Tratamiento de Adicciones. Con el Programa Escuela Segura, estamos integrando a los papás y a las mamás en las escuelas con los maestros y maestras para proteger a los alumnos de la violencia, de las adicciones, de las pandillas, de las drogas, de las armas.

Y con el Programa de Rescate de Espacios  Públicos, recuperamos lugares usados frecuentemente por la delincuencia, para devolvérselos a las familias.

Así lo hicimos en Villas de Salvárcar, en Ciudad Juárez, donde, como recordarán, en 2010, fue cometido un doloroso crimen en contra de varios jóvenes, que sacudió  la conciencia nacional.

Nos abocamos a la recuperación de espacios públicos, en los que se había enquistado la delincuencia. Construimos bibliotecas, parques, canchas, instalaciones deportivas. Y ahí, hoy, cientos de niños y jóvenes conviven en familia, se cultivan y practican deporte.

Los padres de familia mismos organizaron equipos y torneos. Y promovimos la creación de bandas musicales para acercar el arte a los jóvenes.

Villas de Salvárcar pasó de ser una referencia de dolor y muerte a ser un símbolo de vida y de esperanza. Y como dijo, con admirable valor, Guadalupe, madre de uno de los  jóvenes cuya vida fue injusta y trágicamente segada por la delincuencia, el Deportivo Villas de Salvárcar es ejemplo de lo que necesitaba Juárez: un lugar que sea la semilla para una nueva  ciudad y para un nuevo México.

Ciudad Juárez, llegó a ser calificada por algunos como una de las ciudades más peligrosas del mundo. Y hoy, es muestra del trabajo integral por reconstruir el tejido social y vencer a la delincuencia.

Con la Estrategia Todos Somos Juárez, se alcanzó la cobertura universal de salud. Miles de jóvenes cuentan con becas para estudiar y capacitarse. Decenas de miles ingresaron al Programa Oportunidades.

Y en respuesta a la demanda de espacios educativos, construimos secundarias, construimos preparatorias, construimos tres campus nuevos de nivel universitario. Y poco a poco la estrategia va dando resultados.

Los homicidios se han reducido en un 77 por ciento desde su punto más alto en Ciudad Juárez. Y los juarenses han comenzado a recuperar las calles de su ciudad.

En el ámbito internacional, exigimos y logramos que se asumiera, entre otros países, por Estados Unidos, la corresponsabilidad en este grave problema, porque ellos son los consumidores, ellos son los proveedores del dinero, ellos son los proveedores de armas.

Expresamos, con firmeza, la necesidad de frenar los flujos criminales de armas y de dinero que alimentan la violencia en nuestro país.

Qué falta por hacer.

Hemos actuado con valor y determinación, pero sé bien que estamos lejos aún de la meta. El Estado debe seguir combatiendo con firmeza al crimen. Se debe seguir el trabajo para que no haya un solo policía en México sin evaluar.

Y, sobre todo, hay que redoblar esfuerzos, porque aquí hay un rezago mucho mayor, para depurar a las policías a partir de los resultados de esas evaluaciones. De poco sirve saber quiénes son los elementos no confiables, si no hay voluntad política para retirarlos de los cuerpos policiacos, y siguen ahí.

Y debe avanzarse, también, en la implementación del nuevo Sistema de Justicia Penal en todo el país. Las leyes y reformas pendientes en el Congreso deben ser discutidas con sentido de urgencia: la de Policía de Mando Único, la de Lavado de Dinero, la de Procedimientos Penales Federal, y muchas otras, le urgen a México. Y, por esa razón, es indispensable proveerle al país ese marco normativo.

Hay que redoblar el esfuerzo, obviamente, en la reconstrucción del tejido social.

El mayor reto es crear oportunidades, particularmente, de trabajo, de educación y de esparcimiento para nuestros jóvenes y generar una cultura de legalidad y de prevención de adicciones.

Otro gran pendiente de los tres órdenes de Gobierno es garantizar la protección efectiva de periodistas y otras personas con especial riesgo frente a la violencia criminal.

Asimismo, los actores políticos deben unir esfuerzos para blindar a las instituciones políticas y democráticas contra el poder corruptor del crimen que se asoma a ellas.

En el ámbito internacional México debe insistir en que todos los países asuman su responsabilidad en el combate al crimen organizado y que la comunidad internacional explore todas las alternativas, incluyendo las alternativas de mercado para reducir el flujo de recursos proveniente de las exorbitantes ganancias del tráfico de drogas. Sólo así podremos avanzar en la construcción de un país de leyes y de un mundo de seguridad para todos.

Economía competitiva y generadora de empleos.

Qué encontramos.

Por décadas el crecimiento económico del país ha sido insuficiente, no es capaz de generar los empleos que se necesitan ni de abatir los rezagos sociales que tenemos.

Nuestra economía perdía competitividad aceleradamente, el crédito para las familias y los negocios era limitado, la infraestructura corría el riesgo de obsolescencia por falta de inversiones, la producción de petróleo venía en franco declive y todo esto impedía a México desplegar todo su potencial económico.

Qué nos propusimos.

Mi Gobierno se planteó una agenda de transformación económica. Nos propusimos consolidar una economía capaz de competir y ganar en el mundo, y de atraer más inversión productiva para generar empleo, cambiar el rostro de México con ambiciosos proyectos de infraestructura.

Desafortunadamente, el camino hacia el crecimiento se vio obstaculizado por la severa crisis económica global, pero los mexicanos nos crecimos ante la adversidad y el tesón de nuestros trabajadores, la voluntad de nuestros empresarios, las medidas tomadas con oportunidad nos permitieron amortiguar los efectos de esa crisis.

Se dice fácil, pero México sorteó la peor crisis económica que hayan vivido las generaciones presentes en todo el mundo. Y nuestra economía no sólo está de pie, sino que avanza firme por la senda de la competitividad, el crecimiento y la generación de empleo.

Qué logramos en estos seis años.

Primero. Garantizar la estabilidad económica, porque sin estabilidad no hay crecimiento, y sin crecimiento no hay empleos. Hoy tenemos finanzas públicas sanas, un sistema financiero robusto.

Y gracias a ello, mientras algunos países, incluso, desarrollados, viven el riesgo de quiebra financiera todos los días, u otros tienen que reducir insostenibles déficits fiscales, México lleva tres años de crecimiento continuo, una expansión de casi 16 por ciento desde la segunda mitad del año 2009. Nuestras reservas internacionales pagan más de dos veces el total de nuestra deuda externa. Rebasaron, este mes, los 160 mil millones de dólares.

Pero más allá de estos datos, está la dimensión humana del crecimiento. Y lo más importante de lo humano del crecimiento es el empleo. Y sé, bien sé que aunque no se han generado todos los empleos que necesitamos, aquí, también, hay resultados favorables.

Desde enero de 2007 se han registrado más de dos millones, 240 mil empleos, casi dos millones y cuarto de empleos nuevos netos en el Seguro Social. Estamos hablando del segundo periodo más alto de generación de empleo que se tenga registro en el país. El doble de empleos que los que se crearon en la Administración anterior. Y la tasa de desempleo en México es una de las más bajas de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Segundo. En estos seis años se ha realizado un esfuerzo histórico en el desarrollo de infraestructura.

Se han construido o modernizado casi 20 mil kilómetros de carreteras y caminos rurales.

Cuánto es eso, más o menos.

Es una distancia del Polo Norte al Polo Sur.

Además, lo hemos hecho en lugares de una extraordinaria complejidad geográfica, donde, quizá, por eso no se habían hecho esas carreteras.

Por ejemplo, en los 26 años anteriores a esta Administración, entre 1980 y 2006, se construyeron en México 14 túneles carreteros.

En este sexenio hemos construido más de 90 túneles carreteros y, también, hemos invertido más que en las dos administraciones anteriores juntas, no sólo en carreteras, sino, también, en puertos, en aeropuertos e infraestructura ferroviaria.

Tercero. Hemos revitalizado al sector energético para que asuma su papel como motor del crecimiento.

Al inicio del Gobierno la producción de PEMEX estaba en franco declive, de un año a otro, por ejemplo, perdimos 200 mil barriles de producción diarios. Y hoy, sin embargo, la producción se ha estabilizado y empieza a crecer nuevamente.

La tasa de restitución de reservas de PEMEX era del 41 por ciento.

Eso qué significa.

Que de cada barril de petróleo que se vendía reponíamos menos de la mitad, lo cual condenaba a un agotamiento de la capacidad petrolera de México.

Hoy, estamos dejando una empresa con una tasa de restitución de reservas probadas superior al 100 por ciento, por primera vez en la historia de PEMEX.

Y por primera vez, también, se explora con éxito en aguas profundas, es decir, allá, a más de dos mil 500 metros de tirante de agua y a seis mil metros abajo del lecho marino.

Hace unos días anunciamos el primer descubrimiento de un sistema petrolero en aguas ultraprofundas del Golfo de México, y tan sólo con el primer pozo se estima certificar entre 250 y 500 millones de barriles de crudo.

Eso equivale, por ejemplo, a la tercera parte de toda la producción de un año de Petróleos Mexicanos. Un solo pozo.

Que además, todo el sistema  petrolero tiene un potencial, se calcula, de entre cuatro y 10 mil millones de barriles. De confirmarse este potencial, es decir, de confirmarse las investigaciones de sísmica y otras tecnologías que concuerdan con el pozo explorado, estaríamos en presencia de un verdadero tesoro y sería uno de los mayores descubrimientos de PEMEX de todos los tiempos, quizás, comprable con el de Cantarell, en los años 70.

Por otra parte, hemos fortalecido como nunca, al sector eléctrico. Gracias a una inversión sin precedentes, se han realizado obras de gran calado, como el Proyecto Integral Manzanillo, presas como El Cajón o La Yesca.

La Yesca es la presa con la segunda cortina más alta del mundo en su tipo, y fue construida de principio a fin en esta Administración.

Y, además, alcanzamos también otro logro importante: la cobertura universal de servicio eléctrico a poblaciones mayores a 100 habitantes. Es decir, hoy, en poblaciones mayores de 100 habitantes todas tienen servicio de electricidad en el país.

Otra reforma estructural, compleja, sí, pero verdaderamente una reforma estructural, fue la extinción de Luz y Fuerza del Centro. Esta empresa le costaba a los mexicanos más de 42 mil millones de pesos en subsidios al año, por encima de las tarifas que paga el consumidor; y arrastraba deficiencias operativas que eran un pesado lastre para la economía.

Al terminar con años de abuso e ineficiencia, fortalecimos al sector energético. CFE, que se encargó de la operación en la Zona Centro del país, en el primer año de operación registró casi 400 mil nuevos contratos de suministro eléctrico, de contratos u operaciones que estaban en mercado negro o retrasos en suministro de electricidad a empresas o a familias.

Todas estas inversiones inéditas en carreteras, en puertos, en aeropuertos, en proyectos energéticos, nos permiten decir que cumplimos lo que ofrecimos. Éste ha sido el sexenio de la infraestructura para México.

Cuarto. En materia económica, cuarto, también. México está fortaleciendo otro sector clave, el de las telecomunicaciones. Bajo la guía de las tres C: Cobertura, Convergencia y Competencia, tomamos acciones decididas para apoyar el desarrollo del sector.

Impulsamos la migración de más de 500 estaciones de AM a FM. Comenzamos la transición hacia la radio y la televisión digitales, y eliminamos el enorme rezago que había en el refrendo de concesiones.

Queremos rescatar y reagrupar frecuencias para aprovechar al máximo la Banda Ancha en condiciones competitivas, y poder brindar Internet de calidad de Banda Ancha, en beneficio de millones y millones de usuarios que hoy no lo tienen.

También, duplicamos la cobertura de la televisión pública, la televisión del Gobierno, convirtiéndola, por primera vez, en una opción distinta de televisión abierta para la gran mayoría de los mexicanos.

Y, por otra parte, en un hecho sin precedente en México, en junio de este año publicamos el Programa de Concesionamiento de Frecuencias de Radiodifusión.

Qué es.

Es lo que permitirá licitar hasta dos nuevas cadenas de televisión abierta a nivel nacional. Con la emisión de las bases de licitación, ratificaremos el compromiso de impulsar más variedad y mayor calidad, y mayor competencia en la televisión mexicana.

Cada una de estas acciones se ha realizado con estricto apego a la ley, anteponiendo el interés nacional a los intereses particulares. Nuestras decisiones se han basado siempre en criterios técnicos, no políticos. El objetivo es fortalecer las telecomunicaciones como pieza clave de una economía moderna y competitiva.

Queremos que todos los actores relevantes compitan en todos los mercados de telecomunicaciones, con equidad y con beneficios claros para los consumidores.

Hemos detonado, también, el potencial turístico de México. Duplicamos el presupuesto del sector y suscribimos el Acuerdo Nacional por el Turismo con todos los actores de esta industria y con todos los gobiernos.

Y a pesar del entorno internacional adverso, y de las difíciles condiciones que ha enfrentado la imagen del país, el año pasado recibimos una cifra récord de más de 23 millones de turistas internacionales, sin contar a los que llegan por crucero, que fueron casi siete millones y sin contar a los que cruzan la frontera por menos de un día, que son casi 50 millones.

En estos seis años, hemos destinado al campo 60 por ciento más recursos que en el sexenio pasado y ello nos ha permitido tecnificar el riego de más de medio millón de hectáreas, con eso aumentamos la productividad agrícola, pero, también, estamos ahorrando agua que se desperdiciaba.

Y con el nuevo Programa Trópico Húmedo hemos elevado la producción en México en otro medio millón de hectáreas que estaban desaprovechadas.

Y, también, hemos protegido, como nunca, a productores contra lluvias catastróficas, contra heladas, contra sequías.

Multiplicamos la superficie asegurada, por ejemplo, los seguros agropecuarios por cinco y multiplicamos por 22 el número de cabezas de ganado protegidas.

Y gracias al empuje de nuestros productores, en 2011, se logró por segundo año consecutivo un nuevo récord de exportaciones agroalimentarias y de exportaciones pesqueras.

Quinto. Hoy, México es un lugar más atractivo y más competitivo para hacer negocio.

Nos pusimos en los zapatos de los emprendedores y eliminamos miles de normas, casi 16 mil normas y más de dos mil trámites en el Gobierno Federal.

Y al tiempo, hicimos un nuevo sistema para registrar en un solo paso a todas las empresas que se constituyan cumpliendo los requisitos Federales.

El tiempo para abrir una empresa se redujo de 60 días, que era antes, a menos de 10 días.

Hemos dado prioridad a los pequeños y medianos empresarios, porque sabemos que ellos son los que impulsan los empleos en México.

Y en este sexenio se ha detonado siete veces más crédito, siete veces más préstamos para los pequeños y medianos empresarios, que en la anterior Administración, y esto ha beneficiado a más de 400 mil PyMES en México.

Sexto. Hemos hecho del libre comercio una palanca de desarrollo nacional.

México amplió sus acuerdos comerciales, redujo el arancel promedio del 10 al cuatro por ciento, con lo que nuestras empresas cuentan hoy con insumos más competitivos, nuestras mercancías llegan a más mercados y los consumidores en México tienen acceso a productos mejores y más baratos.

Hoy, México es una potencia exportadora que no le teme a la competencia.

Exportamos más manufacturas que todos los países de América Latina y el Caribe juntos, incluyendo a Brasil. Somos el primer exportador de televisiones, somos de los primeros exportadores de teléfonos inteligentes.

Hace seis años éramos el noveno exportador mundial de automóviles, este año ya somos el cuarto mayor exportador en el mundo de automóviles y superando a los Estados Unidos.

Séptimo. Con el apoyo del Poder Legislativo, impulsamos reformas fundamentales, como la del Sistema de Pensiones de Servidores Públicos que le ahorra a las finanzas públicas más de 30 puntos del Producto Interno Bruto a valor presente.

La Reforma Hacendaria, la Reforma Energética, la Reforma de Competencia Económica, la Reforma de Asociaciones Público-Privadas. Estas reformas, algunas de ellas, se habían pospuesto por décadas, porque impulsarlas significaba enfrentar prejuicios, intereses y privilegios.

Pero asumiendo los riesgos y los costos, las promovimos, porque era lo que México necesitaba. En suma, los mexicanos hemos sorteado las adversidades, y hoy tenemos una economía más competitiva, confiable para la inversión

Y en un entorno global donde han caído drásticamente los flujos de capital por la crisis, México ha logrado atraer, en estos seis años, más de 126 mil millones de dólares de inversión extranjera directa.

Este esfuerzo por mejorar nuestra competitividad se ve reconocido en el mundo entero. En estos años, México avanzó 20 posiciones en el Índice de Ambiente de Negocios del Banco Mundial, para ubicarse por delante de los países llamados BRICS: Brasil, Rusia, India y China.

También, en 2011, México fue el país de América que más avanzó en el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial.

Qué falta por hacer en lo económico.

Debemos perseverar en la ruta de la transformación económica y tomar decisiones estratégicas. Y, por eso, en uso de las nuevas facultades constitucionales, me he permitido presentar al Congreso de la Unión una iniciativa de Reforma a la Ley Federal del Trabajo.

El propósito es hacer posible que millones de personas que no tienen empleo, tengan acceso al trabajo, particularmente, las mujeres y los jóvenes. Además, la iniciativa contiene medidas para garantizar la democracia interna, el voto secreto y directo, la transparencia y la rendición de cuentas en los sindicatos de México.

El país requiere, también, de una Reforma Hacendaria que fortalezca las capacidades del Estado y requiere, específicamente, que los recursos transferidos a cualquier entidad federativa o cualquier municipio, se ejerzan con absoluta transparencia.

Y por eso, también, en carácter de iniciativa preferente, he presentado al Congreso una Reforma a la Ley General de Contabilidad Gubernamental que persigue, básicamente, dos propósitos.

Uno. Que la sociedad cuente con más y mejor información para exigirnos cuentas a los gobernantes.

Y dos. Cerrar espacios a la corrupción en los tres órdenes de Gobierno.

Se trata de que todo gobernante, en el ámbito Federal, desde luego, y, también, en el estatal y el municipal, estemos obligados a rendir cuentas de cómo se gasta desde el primero hasta el último centavo del dinero que se recibe en el Gobierno.

También, es necesaria una Reforma Energética que retome las propuestas que hicimos al inicio del sexenio para que México pueda aprovechar eficientemente su gran potencial energético.

Otro tema fundamental es perseverar en la ruta de la competencia económica y el combate a los monopolios.

Y, finalmente, necesitamos generar políticas públicas que distribuyan los beneficios del crecimiento a la gente que más lo necesita y para eso se requieren políticas públicas eficaces.

El mundo no espera, debemos concretar estos cambios para que México sea el país más próspero que está llamado a ser.

Igualdad de oportunidades. En materia social nos concentramos en ese eje fundamental: igualar las oportunidades de todos los mexicanos.

Y, por eso, nos propusimos mejorar los ingresos, las capacidades, las libertades y las condiciones de vida de las familias sin comprometer el patrimonio de las generaciones futuras, que en eso consiste, precisamente, el concepto de desarrollo humano sustentable que defendemos en este Gobierno.

El alza internacional en el precio de los alimentos, una de las más dramáticas que se hayan visto en décadas y la crisis económica mundial, nos impidieron avanzar todo lo que hubiéramos querido.

Pero, a pesar de ello, incluso, durante la crisis y, precisamente, por la crisis, fortalecimos de manera decidida el gasto social.

Hemos impulsado el desarrollo humano a través de tres grandes pilares:

Uno. Desarrollo de las capacidades.

Dos. Consolidación de una amplia red de protección social.

Y tres. Apoyo a la formación del patrimonio de las familias.

Qué logramos:

En desarrollo de capacidades, un logro verdaderamente histórico, un logro del que todos debemos sentirnos orgullosos, la cobertura universal de salud que comprometimos: médicos, medicinas, tratamiento y hospital para cada mexicana o cada mexicano que lo necesite.

Esto significa que ahora las familias ya no se empobrecen de la noche a la mañana, para pagar los gastos de una enfermedad o de un accidente. Se trata de un hito en la lucha por construir una sociedad más justa, más humana y más solidaria.

Y para complementar ese esfuerzo y para hacerlo posible, se construyeron en el país mil 200 nuevos hospitales, clínicas o centros de salud, totalmente nuevos; y se remodelaron dos mil 500 más.

Se dice fácil, pero es la mayor obra de infraestructura hospitalaria que se tenga memoria.

El otro gran igualador de las oportunidades es la educación. Y por eso, también, alcanzamos la cobertura universal en primaria. Es decir, por primera vez en la historia, todos los niños en edad escolar, en edad primaria, tienen un lugar asegurado en la escuela. Y no sólo eso. El próximo ciclo escolar, México alcanzará, también, la cobertura universal en la educación secundaria.

Y para apoyarlos a ellos, a todos los estudiantes en su anhelo de superación, creamos el Programa de Becas más grande de todos los tiempos.

En este 2012, se entregan ocho millones de becas a otro tanto número de estudiantes, es decir, tres veces más que las becas que se daban en el año 2000.

También, hemos abierto las puertas de la escuela a más jóvenes que nunca. Se construyeron mil 100 nuevas preparatorias. Hoy, prácticamente, siete de cada 10 jóvenes tienen acceso al bachillerato. A principios de la década pasada, era menos del 40 por ciento.

Al inicio del Gobierno Federal, de este Gobierno que encabezo,  la cobertura en educación superior era del 25 por ciento. Me comprometí ante todos los rectores del país, que en el 2012 alcanzaríamos el 30 por ciento. Y no sólo lo hemos alcanzado, sino que lo hemos superado.

Hoy, el número de jóvenes que pueden ir a la universidad es ya del 33 por ciento. Y lo logramos construyendo 140 nuevas universidades y 96 nuevos campus o instalaciones en otras existentes. Hoy, México está avanzando ahí.

Hoy, se gradúan, por primera vez en México, se están graduando 113 mil ingenieros al año, sin contar los tecnólogos adicionales. 113 mil ingenieros, que significan más ingenieros que en Alemana, que en Canadá o que en Brasil. Más ingenieros, por ejemplo, que Argentina, Brasil  y Perú, juntos.

Y, gracias a la Alianza por la Calidad de la Educación, hoy, las plazas de docente no se regalan ni se venden, como era antes. Se concursan y las ganan las maestras y los maestros más aptos.

Lamentablemente, en algunos estados, pocos, se sigue la práctica de asignar plazas discrecionalmente. Pero no es la regla, y mucho menos a nivel Federal, donde todas las plazas se concursan.

Este es un avance, en serio, en materia de transparencia y de eficiencia que se traducirá en una mejor calidad educativa. Y, pese a no ser responsabilidad directa del Gobierno Federal, también, mejoramos las instalaciones de más de 50 mil escuelas: la barda perimetral, la cancha de básquet, los cristales, los baños de la escuela. Y lo hicimos porque los padres, los maestros y los niños, no podían esperar más.

Por otra parte, establecimos un sistema de incentivos, por primera vez, también, en México, un sistema de estímulos económicos que premia la calidad educativa y el avance de la enseñanza. Es decir, si el alumno aprende, al profesor le va mejor, gana más.

Y junto con la educación, impulsamos la cultura. Promovimos, por ejemplo, la formación. Van ahorita 140 bandas musicales infantiles y juveniles en las principales ciudades del país, y eso nos permite integrar un tejido social para esos jóvenes que tienen una oportunidad de realización personal, y los aleja de la violencia y de las drogas.

Enriquecimos el patrimonio cultural con grandes obras: Con una Fonoteca Nacional que creamos; la Galería Nacional, que está aquí, en Palacio Nacional. Rescatamos 14 nuevas zonas arqueológicas. Remodelamos sitios emblemáticos, como es el Palacio de Bellas Artes, la Cineteca Nacional, el propio Palacio Nacional.

En el segundo pilar. Consolidación de una red de protección social, fortalecimos los programas que han probado su eficacia, y creamos nuevos, que no habían sido atendidos.

 

Qué programas han probado su eficacia y había que fortalecer.

 

Destaca, desde luego, Oportunidades. Y lo que hicimos fue ampliar Oportunidades, que antes sólo se daba en el campo, y lo empezamos a aplicar en las zonas urbanas que registran altos índices de marginación.

 

Aumentamos de cinco a seis millones las familias beneficiarias en México. Y más medio millón más de familias, a través del Programa de Apoyo Alimentario. Y, al mismo tiempo, no sólo aumentamos la cantidad de beneficiarios, sino, también, aumentamos lo que le damos a cada beneficiario.

Hoy, en promedio, las transferencias, por ejemplo, las aumentamos de 2007 acá, en 55 por ciento. Hoy, en promedio, cada familia de Oportunidades recibe 830 pesos al mes, pero hay familias, dependiendo del número de sus hijos, que reciben hasta tres mil pesos al mes.

Y a la vez, creamos nuevos programas, entre ellos, destaco: 70 y Más. Por primera vez, todos los adultos mayores que lo necesitan, tienen un apoyo económico para su manutención. Y 70 y Más, ya cubre a tres millones 100 mil beneficiarios en México.

Estancias Infantiles. Es la red de cuidado a la niñez más grande de la historia.

Para darnos una idea, en todo el Siglo XX, en México, se construyeron poco más de tres mil guarderías. En estos seis años, hemos abierto casi 10 mil Estancias Infantiles en México.

Piso Firme. Según los datos del Censo, en 2005, había dos y medio millones de casas con piso de tierra. Nos comprometimos y cumplimos. Y en este Gobierno, le hemos puesto piso de cemento a dos y medio millones de casas que tenían piso de tierra antes.

Y esto beneficia, principalmente, a los hogares indígenas, que, también, han sido los principales beneficiarios de este esfuerzo histórico en obras de electrificación, de agua potable, de drenaje, de caminos rurales.

Lo más importante, amigos, es que estas obras le están cambiando la vida a la gente.

En una de mis giras, un paisano me dijo: Que si su pueblo hubiera tenido antes la nueva carretera, la nueva preparatoria, la nueva clínica, que ahora hay, probablemente no se hubiera ido a trabajar a Estados Unidos.

Y hoy, son muchos los migrantes que están regresando. Hace poco, un estudio reveló que la migración neta de México a Estados Unidos había alcanzado ya niveles de cero desde el 2010. Es decir, que el número de paisanos que regresan es prácticamente igual al número de los que, por desgracia, todavía se van. Y esto no se había visto en décadas en México.

El tercer pilar. La formación del patrimonio familiar. Ahí, también, hay buenos resultados.

De todas las viviendas que existen en México hoy, una de cada cinco de viviendas que existen hoy en México, ha sido financiada en este sexenio. Más de cinco millones de familias pudieron hacerse de una casa propia o mejorar la que tenían.

Y con el Programa Ésta es Tu Casa, por primera vez, apoyamos, pagando hasta 60 mil pesos por el enganche de un nuevo hogar, a un millón de trabajadores que ganan menos de 200 pesos al día. Así, les ayudamos a crear un patrimonio que nunca tuvieron sus padres.

En suma. Ahora hay más oportunidades para cuidar la salud, para estudiar, para hacerse de una casa. Más hogares tienen agua y más hogares tienen drenaje, casi todos tienen electricidad.

Como lo han dicho Rubio y de la Calle, México se está convirtiendo en una sociedad de clase media que se ha transformado en todos los órdenes.

Juntos, hemos podido sortear la adversidad que puso en riesgo a nuestro país. Y, a pesar de la crisis alimentaria y a pesar de la crisis económica, disminuyó la desigualdad y creció el número de personas que tienen satisfechas sus necesidades básicas de alimentación, de educación, de salud, de seguridad social, de vivienda, de electricidad, de agua.

El esfuerzo de todos los mexicanos ha valido la pena, porque contribuyó a evitar que muchas familias cayeran en pobreza extrema y perdieran su patrimonio, precisamente, por la crisis.

Qué falta.

Pese a los avances, prevalecen rezagos que mantienen a millones de mexicanos en la exclusión y en la miseria.

Para superar la pobreza, es preciso profundizar los programas que han probado su eficacia y garantizar que los tres órdenes de Gobierno, ejerzan el gasto social con absoluta transparencia.

Hace falta, también, acelerar el crecimiento. Y la única manera de hacerlo, es a través de las reformas estructurales que, por lo mismo, son generadoras de empleo y, además, son instrumento de justicia social.

En salud. Es necesario elevar la calidad del servicio que se presta. Y, también, hay que impulsar la portabilidad entre los distintos sistemas, de manera que en el futuro puedan tener una convergencia hacia un solo sistema de salud.

En educación. El principal reto sigue siendo elevar la calidad en todos los niveles y ampliar la cobertura en bachillerato y en universidad.

En vivienda. El reto es avanzar en la planeación urbana sustentable para evitar la depauperización de la calidad de vida. Más que desarrollos habitacionales, debemos esforzarnos en crear verdaderas comunidades humanas.

Finalmente. Una causa estructural que observé, como Presidente, de la pobreza, es la dispersión demográfica, la dispersión geográfica, porque hace prácticamente imposible llevarle servicio y oportunidades a las comunidades más remotas, particularmente, en las áreas rurales.

Se requiere una política que disminuya la dispersión. Un  esfuerzo que iniciamos con un programa piloto, precisamente, llamado las Ciudades Rurales.

Desarrollo sustentable. Qué encontramos.

Durante muchos años, prevaleció en México el deterioro de ecosistemas enteros, de ríos y lagos, de bosques y selvas, aunque hay que decirlo, este deterioro en bosques y selvas comenzó a reducirse desde principios de la década pasada. Y, desde luego, no se había prestado la atención requerida al desafío del cambio climático.

Frente a este riesgo, imperaba una actitud paralizante. La idea de que la protección al medio ambiente va después del crecimiento económico y, después, de la equidad social.

Se trata, en realidad, de un falso dilema. Y, por eso, en mi Gobierno, nos propusimos implementar una política ambiental transversal y prioritaria para todas las áreas de Gobierno dentro de un modelo de desarrollo sustentable.

Se trataba aquí de promover el crecimiento y la equidad, y al mismo tiempo, proteger nuestros recursos naturales, que eso es el Crecimiento Verde: promover el crecimiento económico, y al mismo tiempo, preservar y acrecentar el capital natural.

Qué logramos.

Romper el círculo vicioso que, por ejemplo, obligaba a las comunidades que viven en bosques y selvas, a depredar sus recursos para subsistir.

Hoy, a través de ProÁrbol, que es el Programa de Pago por Servicios Ambientales más grande de la historia, pagamos económicamente a los dueños de los bosques y las selvas para que los cuiden y sigan proporcionando los servicios ambientales tan necesarios, desde el agua hasta el oxígeno.

Gracias a la integralidad del programa y al compromiso de miles de mexicanos, dimos un impulso, sin precedente, a la reforestación. En este sexenio plantamos mil 300 millones de árboles. Decretamos más de tres y medio millones de hectáreas como áreas naturales protegidas.

Así, redujimos la tasa neta de deforestación a menos de la mitad. De 350 mil hectáreas que se perdían cada año en la década de los 90, según la FAO; a 150 mil anuales entre el 2005 y el 2010, según la FAO misma.

Igualmente, hemos construido o reconstruido y rehabilitado casi 700 plantas de tratamiento de aguas residuales. Destaca la Planta de Atotonilco, en Hidalgo, que será la más grande de Latinoamérica, que es la Planta más grande en construcción en todo el mundo en este momento, y que va a tratar la mayor parte de las aguas residuales que salen de la Ciudad de México, y que es, porcentualmente, una de las ciudades que menos trata sus aguas residuales.

Al terminar esta obra, al terminar la Planta de Agua Prieta, también, en Guadalajara; la capacidad de tratamiento de agua en el país se habrá elevado de 36 por ciento en 2006, a 70 por ciento al concluir estas dos plantas.

Uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo es el cambio climático. Su poder devastador está afectando a México. Lo mismo con sequías, las más graves que se tenga registro, lluvias torrenciales y huracanes.

De no actuar hoy, las futuras generaciones van a pagar seriamente las consecuencias.

Y, por eso, México fue el primer país en desarrollo en presentar públicamente su propio programa contra el cambio climático.

Nos comprometimos a disminuir, también, el primer país que hizo un compromiso unilateral de reducción de emisiones, 50 millones de toneladas de bióxido de carbono al año, a partir del 2012. Y al concluir la Administración, por supuesto, que habremos de cumplir esa meta.

Apostamos por las energías renovables. La meta era que, en el 2012, el 25 por ciento de toda la electricidad del país viniera de fuentes renovables. Hoy, el 27 por ciento de la electricidad del país se genera a partir de fuentes limpias, con lo cual, rebasamos la meta.

En energía eólica pasamos de generar dos megawatts, que eran prácticamente experimentales, en 2006, a mil 300 megawatts eólicos al terminar este año y con proyectos en marcha hasta tres mil megawatts de capacidad en todo el país y, particularmente, en el Istmo de Tehuantepec.

Además, lanzamos políticas innovadoras de ahorro de energía en los hogares. Por ejemplo, la sustitución de un millón 800 mil electrodomésticos, refrigeradores o aires acondicionados, por equipos eficientes dentro del programa llamado Cambia Tu Viejo por Uno Nuevo.

Y además, más de 40 millones de focos incandescentes, de focos tradicionales, por lámparas o focos ahorradores en los hogares. Más de 40 millones de focos.

Se trata, según el Récord Guinness, del programa más grande de sustitución por focos ahorradores en todo el mundo.

Era necesario darle permanencia a este esfuerzo y celebro enormemente que el Congreso haya aprobado, y que publicamos este año, la Ley General de Cambio Climático.

Y, con ello, México se convirtió en uno de los primeros países en contar con una ley en la materia, con metas muy ambiciosas y con instrumentos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

Qué sigue.

Debemos frenar, por completo, la pérdida de bosques y de selvas.

Tenemos que emplear los nuevos mecanismos de REDD Plus, es decir, de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de suelo, que fue aprobado, precisamente, aquí, en México, en Cancún, en la COP16, y aprovechar de forma sustentable la vocación forestal del país.

Tenemos que avanzar para que esta década, que ya ha iniciado, sea la década en la que México llegue a la tasa cero de deforestación.

Se trata, también, de llegar a otra tasa vital. Si hemos avanzado en el 36 a casi el 70 por ciento de tratamiento de aguas residuales, México debe llegar, esta década, al 100 por ciento de tratamiento de aguas residuales en el país y poder convertir los ríos, que hemos transformado en drenajes, volver a convertirlos en ríos.

Debemos redoblar nuestra apuesta por la energía renovable y transformar nuestra economía para volverla baja en carbono y contribuir así, a la mitigación del cambio climático.

Hay que insistir en la urgencia de darle una respuesta coordinada a nivel global, porque esto es, sin duda alguna, uno de los mayores desafíos, no sólo para México, sino para la humanidad entera.

Finalmente. Democracia efectiva y política exterior responsable.

Qué encontramos.

Si bien uno de los mayores esfuerzos de la clase política ha sido perfeccionar los procesos electorales, éstos siguen estando marcados por la inconformidad y la división.

También, encontramos, al principio de la Administración, una urgente necesidad de fortalecer el diálogo con los ciudadanos, de ampliar las libertades y proteger, de mejor manera, los derechos de todos.

Qué nos propusimos.

Nos planteamos fortalecer nuestro régimen electoral, impulsar un diálogo más cercano con la sociedad, ampliar los derechos y las libertades e introducir reformas para mejorar la eficacia de las instituciones representativas.

Qué logramos.

En primer lugar. Se concretó una reforma política electoral que, muy importante, mereció el consenso de todas las fuerzas políticas.

Se renovó la autoridad electoral, también, con el apoyo de todas las fuerzas representadas en el Congreso.

En esa reforma, se aprobó el recuento de votos en casillas muy competidas, algo que hacía falta; se restringió la propaganda a los tiempos oficiales, y se establecieron nuevas modalidades de participación política.

En segundo lugar. Abrimos las puertas al diálogo con la sociedad. Hemos respetado, sin cortapisa, la libertad de expresión y de crítica

En estos seis años, sostuve reuniones con representantes de las fuerzas políticas, de la sociedad civil organizada, con medios de comunicación, con iglesias. En especial, sostuve decenas de diálogos personales, inéditos, en torno a la Estrategia de Seguridad.

Hablé lo mismo con madres que perdieron a sus hijos en Ciudad Juárez, que con empresarios lastimados por la extorsión o el secuestro en Monterrey, o en La Laguna, o en Acapulco. Y estos encuentros fueron clave para revisar y mejorar la Estrategia Nacional de Seguridad.

También, he dialogado y debatido ante la Nación con representantes de las víctimas de la violencia, lo que nos ha llevado a redoblar esfuerzos para defender sus derechos.

En tercer lugar. Impulsamos reformas fundamentales, inéditas, para ampliar las libertades de los mexicanos. Les doy tres ejemplos:

La Reforma sobre Derechos Humanos, que eleva a rango constitucional todos los derechos reconocidos por México en tratados internacionales, aunque no estén consignados en la Constitución.

Dos. La Reforma Constitucional en Materia de Amparo, que protege a todos los ciudadanos contra una ley o una acción inconstitucional, aunque no hayan promovido un juicio de amparo.

Tres. Las nuevas Leyes de Migración y de Refugiados, que defienden los derechos de los extranjeros, los derechos humanos de los extranjeros en el país, y descriminalizan la migración.

En cuarto lugar. Para cerrar la brecha entre políticos y ciudadanos, presenté al Congreso una iniciativa de Reforma Política, en diciembre de 2009. Se aprobó, parcialmente, después de dos años y medio.

Sin duda, lo aprobado contiene muy buenos avances, importantes para la democracia: La iniciativa ciudadana, las candidaturas independientes, la consulta popular y las iniciativas presidenciales de trámite preferente.

Sin embargo, queda pendiente la elección consecutiva de Legisladores y de Alcaldes, la segunda vuelta en la elección presidencial, que reduciría los niveles de insatisfacción electoral; así como la reducción del número de integrantes del Congreso.

En suma. Hoy, en México, la democracia es más fuerte que hace seis años. Pero no podemos darnos por satisfechos.

Qué hace falta.

Hay que seguir perfeccionando las leyes electorales para garantizar un equilibrio entre libertad de expresión y equidad electoral.

Es indispensable lograr que los resultados de las  elecciones se resuelvan por encima de toda duda para ciudadanos y contendientes.

Y sé que lograr mayores consensos o unanimidades no es sólo cuestión de normas, porque, como decía Carlos Castillo Peraza: Para que haya democracia, se requieren demócratas.

Pero, también, es cierto que se pueden mejorar las leyes y las instituciones para poner fin a prácticas o a conductas que generan percepciones indebidas o que afectan, en sí misma, la calidad de los comicios.

Esto es clave para garantizar procesos que generen mayor credibilidad y el mayor consenso posible.

Qué encontramos en política exterior.

Hace seis años, México era más un espectador que un protagonista en la solución de desafíos globales. Nuestro país se había distanciado con varios países de Latinoamérica, mantenía una relación compleja con Estados Unidos, que estaba marcada por la recriminación y la desconfianza.

Qué nos propusimos.

Reencauzar la política exterior para que México se volviera protagonista en temas globales, un referente de liderazgo en la comunidad internacional. Nos propusimos que hubiera más mundo en México y más México en el mundo.

Qué logramos.

México no sólo ha participado en los foros internacionales más importantes, con propuestas muy sólidas. Por ejemplo, México fue el proponente del Fondo Verde contra el Cambio  Climático.

También, ha sido el orquestador de grandes acuerdos entre naciones. A través de la Cumbre de la Unidad, que organizamos aquí, en México, impulsamos la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

Es la primera organización, en toda la historia independiente de América Latina, que integra a todos los países de la región. Y con ello, dimos un nuevo impulso a nuestras relaciones con América Latina.

En la COP16, la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático, zanjamos, saldamos, diferencias entre países desarrollados y países en desarrollo y logramos construir consensos en el combate al cambio climático.

Destacan los compromisos de reducción de emisiones, el Marco Institucional para la Adaptación al Calentamiento Global, los mecanismos de REDD Plus, que ya he mencionado, así como otros mecanismos para financiar  y transferir tecnología.

Y, recientemente, en el marco del G20, el Grupo de los 20, las principales economías del mundo, las más importantes del mundo, reunidas en México, dimos pasos para salir adelante de la crisis internacional.

Alcanzamos un acuerdo, también, sin precedentes, para que varias naciones inyecten un monto histórico de recursos al Fondo Monetario Internacional y aprobamos un programa económico global para impulsar el crecimiento y el empleo sustentable.

Un logro de la mayor trascendencia de nuestra política exterior, es el impulso de las relaciones comerciales entre México y el mundo, para promover el desarrollo y aprovechar nuestro gran potencial exportador.

La Alianza del Pacífico, que armamos con Chile, Colombia y Perú, para aumentar nuestras exportaciones en la Zona Asia-Pacífico, que será la de mayor crecimiento en el mundo en los próximos años.

Un Tratado de Libre Comercio único con todos los países de Centroamérica y el Proyecto Mesoamérica, para reforzar la cooperación con los países hermanos de esta región.

Finalmente, nos estamos incorporando a la negociación de la Asociación Transpacífica, el TPP, por sus siglas en inglés, que es una de las iniciativas de comercio más ambiciosas a nivel global, que abrirá nuevas oportunidades de empleo y de crecimiento para nuestro querido México.

Con Estados Unidos, iniciamos una nueva etapa de cooperación en los principales problemas comunes.

En seguridad pasamos de una era de certificaciones y recriminaciones, a una era de corresponsabilidad y trabajo conjunto.

En estos seis años, hemos consolidado un amplio sistema de apoyo a las comunidades migrantes, especialmente en protección consular, en educación, en salud.

Y, además, algo importante. En 2012, se saldó totalmente un adeudo con los braceros de México que venía desde hace medio siglo, desde los años 60, y le hemos dado cumplimiento para darle fin a este justo reclamo de los trabajadores migratorios mexicanos.

Qué falta.

México debe ser participando de manera responsable y activa en la búsqueda de soluciones a los principales problemas de la humanidad. Debe insistir en la necesidad de una mayor cooperación internacional, en temas que van desde el cambio climático hasta el crimen organizado transnacional, desde la migración hasta el comercio, desde la mitigación de la pobreza hasta el desarrollo global de largo plazo.

Mexicanas y mexicanos:

En los últimos seis años, he tenido el honor de ser el Presidente de la República. En el desempeño de esta alta responsabilidad, mi objetivo ha sido transformar a México en un país mejor.

He buscado la transformación de sus instituciones públicas y democráticas, particularmente, las de seguridad y de justicia, para hacernos un país más seguro y más libre.

La transformación de su economía para hacerla moderna, competitiva, verdaderamente generadora de empleos.

La de las condiciones sociales para igualar las oportunidades de la gente.

La transformación de la política ambiental, para frenar el deterioro y preservar nuestros recursos naturales. La de la política exterior, para que México asuma el rol que le corresponde de liderazgo en el mundo.

La transformación de nuestra democracia para fortalecerla y cerrar la brecha entre política y ciudadanía.

Me queda claro que son muchos, aún, los pendientes. Pero si se mira con objetividad son, también, muchos los avances de los que debemos sentirnos orgullosos los mexicanos.

En estos seis años, México conquistó varias de las metas más anheladas por cualquier país en desarrollo, y destaca la cobertura universal en salud. Garantizar el acceso a servicio médico a cualquier mexicano, iguala las oportunidades, especialmente, para los más pobres.

Hay muchos países, incluso, naciones desarrolladas, que todavía hoy, no alcanzan a cubrir con servicios médicos a toda su población, empezando por Estados Unidos.

Y aunque muchos de los retos que nos ha tocado vivir fueron inéditos por su tamaño y su adversidad, a todos los retos, a todos, hicimos frente con determinación.

Quizá, el más desafiante de ellos, fue el embate de la criminalidad.

Es evidente que ésta ha sido la tarea más difícil y que tomará muchos años, el ver plenamente el fruto de nuestros esfuerzos.

Se han hecho muchas críticas sobre este tema, y se harán más. Algunas justificadas, otras no. Pero lo medular es que tomamos una decisión trascedente para México, la de enfrentar, de manera contundente, a la criminalidad y con esa decisión México comenzó su largo camino a una vida plena de libertad y de seguridad.

Por muchos años, mientras el crimen se fortalecía, el Estado se debilitaba. Hemos revertido la tendencia. Hoy las instituciones del Estado mexicano se fortalecen, mientras las organizaciones criminales se debilitan. He aquí otro esperanzador símbolo de la transformación que impulsamos.

En este esfuerzo se han presentado, desde luego, errores y omisiones, pero lo importante es que están en marcha ya las instituciones Federales y, en muchos casos, las locales, sobre las que se construye una nueva era de paz y seguridad para nuestras familias.

Y hay que decir que enfrentamos la amenaza criminal con las herramientas de un Estado democrático, sin coartar libertades ni derechos, e incluso, ampliando y fortaleciendo esas libertades y esos derechos.

Jamás se recurrió a Estado de excepción, más allá de la polémica, éste ha sido un Gobierno que se ha puesto claramente del lado de los ciudadanos. Ya hemos hecho el esfuerzo más grande: Reconocer el problema, plantear una estrategia integral y avanzar hacia su solución.

Ya iniciamos la transformación institucional y México ha de perseverar en ella, si quiere ver mejores días.

Sé que son muchos, también, los pendientes en materia económica, quizá el más preocupante es la afectación en el nivel de vida de las familias mexicanas debido a la crisis mundial y a la alza internacional en el precio de los alimentos, agravada ahora por la fiebre aviar.

De esto se puede hacer, también, ciertamente, evaluaciones críticas sobre el desempeño del Gobierno. Pero sería injusto dejar de reconocer que, unidos, los mexicanos superamos la crisis global más profunda de que tengan memoria las generaciones presentes y, además, preservar la fortaleza de nuestra economía.

Hoy, la solidez de las finanzas públicas y el manejo macroeconómico del país, son reconocidos mundialmente

Hay muchas economías aún desarrolladas, insisto, que buscan salvarse de una quiebra inminente. La economía mexicana, en cambio, es fuerte, está en crecimiento, genera empleo y tiene baja inflación.

En estos años, hemos transformado, también, la infraestructura del país a través de la mayor inversión pública y privada en décadas, con nuevas carreteras, con nuevos hospitales, con nuevas universidades; con todo eso, estamos cambiando el rostro de México.

Nunca, nunca tantos mexicanos habían tenido acceso a una casa propia. Y hoy, la competencia en telecomunicaciones crece reduciendo los precios y elevando la calidad.

Nuestro objetivo era modernizar la economía y hacerla más competitiva y, en buena medida, lo logramos.

Hoy, los bienes y servicios mexicanos compiten con éxito en todo el mundo. Nuestras exportaciones crecen de manera sostenida en tasas de dos dígitos. Y México avanza, con solidez, en los índices de competitividad más relevantes para la inversión.

Sé muy bien que el crecimiento es aún insuficiente. Pero eso, también, se explica claramente, por la falta de reformas que le han sido negadas al país, sea por razones ideológicas, sea por cálculos políticos.

Yo hago votos porque el nuevo Congreso pueda superar esas diferencias y darle a México las reformas que requiere urgentemente.

La solidez económica nos permitió no sólo mantener, sino, incluso, transformar y fortalecer el gasto social. Así, apoyamos la economía de las familias más pobres y ampliamos la protección social.

En esto, también, México ha cambiado. A pesar de la crisis, es innegable que hoy más familias que nunca tienen acceso a la salud, tienen acceso a la educación, a la vivienda y a los servicios públicos.

No sólo se alcanzó la cobertura universal en salud. También, alcanzamos la cobertura universal en la educación primaria y, prácticamente, la cobertura universal en servicio eléctrico.

Hoy, crece la posibilidad de adquirir vivienda y bienes duraderos, desde celulares hasta automóviles.

México tiene una política ambiental sólida, y por ella, es reconocido en el mundo.

Y, entre otros logros, hemos reducido a menos de la mitad la tasa de desforestación y ejercido un verdadero liderazgo a nivel internacional en la lucha contra el cambio climático.

También, en lo político, claramente, hay tareas por realizar.

No debemos cejar en el afán de ser capaces de reconocer nuestras amplias coincidencias y resolver nuestras diferencias a través del voto.

En estos años, también, México ocupó los cargos más relevantes de liderazgo a nivel internacional: presidió el Grupo de Río, presidió el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, presidió la Conferencia de las Partes, y hoy, preside, encabeza, el grupo de las economías más grandes del mundo: el G20.

México participa activamente en la solución de los problemas globales. Muchos problemas subsisten, sí. Pero hoy, México tiene mayores y mejores capacidades para enfrentarlos.

México ha cambiado y ha cambiado para bien. Tiene instituciones públicas más  sólidas y eficaces. Su economía está en crecimiento y genera más de 700 mil empleos formales al año. La nuestra es una democracia en donde hay división de Poderes, pluralidad y libertad de expresión, de asociación y de participación.

En instituciones de seguridad y justicia, en competitividad económica, en cobertura de salud, en educación y en infraestructura, México se ha trasformado y hoy es mejor.

Quiero expresar mi gratitud, mi gratitud sincera, a todas las mexicanas y a todos los mexicanos, por haberme concedido el honor de servirles.

Darle las gracias a los policías honestos, a los soldados, a los marinos, que cuando la Patria los llamó a defenderla, dieron un paso adelante.

Quiero darle las gracias, también, en especial, a los integrantes del Estado Mayor Presidencial, que gracias a sus leales servicios me fue permitido actuar con libertad y fuerza por México, a pesar de los riesgos en los que incurríamos.

Gracias a los trabajadores del campo y de la ciudad.

A los empleados del comercio y de los servicios.

A los profesionistas.

A los indígenas.

A las mujeres y a los hombres que salen todos los días a ganar el sustento familiar, porque ustedes son la fuerza y el motor de la economía, y de la sociedad mexicana.

Gracias a las y a los empresarios, grandes y pequeños, que, a pesar de la gran adversidad económica que vivimos, siguieron creyendo en México y, hoy, sus productos compiten con éxito en todo el mundo.

A los médicos, a las doctoras, a las enfermeras, a los trabajadores que han hecho posible la proeza de la universalización de la salud.

A las maestras y a los maestros que, verdaderamente, cumplen con su vocación y deber de enseñar.

Gracias a las amas de casa.

Gracias a las jefas de hogar que, con su esfuerzo diario, sacan adelante a su familia y forman a los ciudadanos del futuro.

Gracias a los deportistas, que tanta gloria le han dado a México en disciplinas como el taekwondo, en clavados, en tiro con arco, en levantamiento de pesas, en natación, en raquetbol, sobre todo, en un deporte tan querido por todos los mexicanos, como es el fútbol.

Gracias a los estudiantes.

A los creadores, a los artistas, particularmente, a los vinculados al cine, que han puesto bien en alto el nombre de México.

A los científicos y a los tecnólogos, que con su talento y su entrega, están transformando a nuestro país en un país ganador, en el México ganador que debe ser.

Y también, en estos seis años, sufrí la pérdida de dos mis mejores colaboradores y más cercanos amigos: Juan Camilo Mouriño y José Francisco Blake, quien hace un año, todavía, estaba con nosotros.

Gracias, Gloria, por estar aquí.

Gracias.

Y gracias a ellos y a todos mis colaboradores, y a todos mis ex colaboradores, también, les agradezco el formidable trabajo que han hecho al servicio de México.

Gracias a ustedes y a todos los mexicanos, el próximo Gobierno contará con una plataforma sólida. Una plataforma sólida en seguridad, en economía, en política social, en política ambiental, que proyectará, estoy seguro, a México, a un futuro promisorio por el que trabajamos.

Gracias, también, a la y a los Gobernadores y al Jefe de Gobierno, porque pudimos trabajar coordinadamente en estos años.

Yo deseo al Presidente Electo de México, éxito en su mandato. Y pido a todos los mexicanos que por encima de cualquier diferencia, lo apoyemos en lo esencial, porque sé muy bien que un Presidente, necesita la colaboración de todos para sacar a México adelante.

Agradezco, también, a los Poderes Legislativo y Judicial, a los Ministros de la Corte y a los Legisladores, porque siempre pudimos establecer una relación de respeto y de entendimiento.

Quiero agradecer, especialmente, también, a mi esposa Margarita y a mis hijos: María, Luis Felipe y Juan Pablo.

Quiero agradecer, también, a mi esposa Margarita, y a mis hijos María, Luis Felipe y Juan Pablo, por su comprensión y su paciencia.

Sé que cuando crezcan, se entenderá la verdadera dimensión de lo que con su amoroso apoyo, pudimos hacer por México y por otros millones de niños como ustedes.

Más allá de mis errores y mis limitaciones, he puesto toda mi voluntad y todo mi entendimiento en la construcción del bien común de los mexicanos.

Me ha impulsado siempre un profundo amor a México.

Servir a la Patria es el más grande honor que puede tener un mexicano; y servirla en momentos de dificultad, como los que nos ha tocado vivir, es un doble honor.

Termina esta tarea, pero no termina mi compromiso.

Como simple ciudadano seguiré sirviendo a la Patria apasionadamente hasta el final de mis días, agradecido del privilegio que me ha dado la vida de ser mexicano.

Muchas gracias a todos y qué viva México.

 

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