SpaceX, la empresa de Elon Musk, lanzó su cohete gigante Starship al espacio desde Texas el martes, avanzando en las capacidades de vuelo espacial de la nave, pero fracasando en un intento de traer su propulsor de vuelta a tierra mientras el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, observaba desde las instalaciones de cohetes de la compañía.
El sistema de cohetes de 122 metros de altura, diseñado para llevar astronautas a la Luna y transportar tripulaciones a Marte, despegó a las 16.00 horas (2200 GMT) desde las instalaciones de desarrollo de cohetes de SpaceX en Boca Chica, en Texas.
La primera etapa del cohete, de 71 metros de altura, llamada Super Heavy, se desprendió de la segunda etapa, Starship, a unos 62 kilómetros de altitud, enviando la nave al espacio.
El Super Heavy cayó inesperadamente en el Golfo de México en lugar de volver a tierra, donde se esperaba que aterrizara en unos grandes brazos mecánicos fijados a la torre desde la que se lanzó. El desvío de última hora hacia el agua indicaba que algo había ido mal.
Una transmisión en directo independiente de la de SpaceX y organizada por el bloguero espacial Everyday Astronaut mostró cómo el cohete Super Heavy estallaba en una enorme bola de fuego en el horizonte del Golfo tras amarar.
El mes pasado, Starship demostró por primera vez el novedoso método de aterrizaje forzoso, logrando un hito clave en su diseño reutilizable.
El resto de la misión fue un éxito.
En el espacio, la Starship viajó alrededor de la Tierra para amerizar en el Océano Índico aproximadamente una hora más tarde. Encendió por primera vez en el espacio uno de sus motores de a bordo, una primera prueba de su maniobrabilidad en el espacio que SpaceX había intentado sin éxito en vuelos anteriores.
El jefe de la NASA, Bill Nelson, que se espera que deje su cargo una vez que Trump asuma el cargo en enero, felicitó a SpaceX en un post en X y dijo que la reignición del motor en el espacio de Starship marcó «un gran progreso hacia el vuelo orbital».
La presencia de Trump muestra una alianza cada vez más estrecha con Musk, que se beneficiará de la victoria electoral de Trump. Se espera que el multimillonario empresario y presidente ejecutivo de SpaceX y Tesla ejerza una influencia extraordinaria para ayudar a sus empresas y conseguir un trato favorable del Gobierno.
Musk, la persona más rica del mundo, fue un destacado partidario de la campaña electoral presidencial de Trump, en la que apareció con él en mítines y lo respaldó con al menos 119 millones de dólares.
«Me dirijo al Gran Estado de Texas para ver el lanzamiento del mayor objeto jamás elevado, no solo al Espacio, sino simplemente despegándose del suelo», escribió Trump en las redes sociales, deseando suerte a Musk en el lanzamiento.
El 13 de noviembre, Trump nombró a Musk codirector de un nuevo proyecto de eficiencia gubernamental que, según el fundador de SpaceX y presidente ejecutivo de Tesla, librará al Gobierno federal de gastos superfluos y regulaciones que ha calificado de onerosas.
Reuters