INDICADOR POLITICO
Por Carlos Ramírez
A la memoria Juan Velázquez,
abogado con gran calidad humana
El presidente López Obrador centró su Plan Nacional de Desarrollo –el dogmático, no el programático– en el principio rector del fin del modelo económico neoliberal y del inicio del posneoliberalismo. Pero por causas que la economía suele no prever, el promedio de crecimiento económico anual del ciclo neoliberal 1982-2018 fue de 2%, en tanto que el primer sexenio del ciclo posneoliberal resultó de apenas 0.9%.
Sobre estas bases se están enredando los estrategas económicos de Palacio Nacional en las oficinas presidenciales y de Hacienda para tratar de encontrarle una cuadratura de escenarios prospectivos realistas en el círculo de las justificaciones políticas: el Banco de México tiene claro que el promedio de crecimiento económico en los próximos diez años 2025-2034 será de apenas 2% anual, cuando el compromiso de la campaña de López Obrador fijó la cifra sexenal en 4% promedio anual y tasas de 6% en 2023 y 2024.
Las expectativas de la presidenta Sheinbaum Pardo antes de tomar posesión eran de 3% promedio anual, tratando de que a finales de su sexenio se llegaría a una cifra de 4%. Pero de acuerdo con las perspectivas que están arrojando las primeras evaluaciones sexenales de la Secretaría de Hacienda para definir los Criterios Generales de Política Económica para 2025 y escenarios hasta 2030 en realidad se ajustan más a los criterios realistas del Banco de México de 2% promedio anual y lejos de las promesas de los dos primeros titulares del Poder Ejecutivo Del ciclo posneoliberal morenista.
El problema no es de falta de puntería estadística, sino al hecho todavía inocultable de que el PIB es la suma de los bienes y servicios producidos por una economía que se distribuirán entre la población. Y si bien le va al país, una tasa de 2% no es mala porque estaría en los niveles de límite máximo de las cifras de crecimiento demográfico y de incremento anual de la población económicamente activa.
Pero el dato revelador que reflejan estos escenarios es más complejo: la economía mexicana lucha contra el promedio anual del año en curso, sin tomar en cuenta que en los años anteriores de crisis en el crecimiento no respondieron a las necesidades de bienestar de la población. El 2% para 2025 no estaría mal visto por sí mismo, pero no respondería a los rezagos de bienestar y empleo que no se crearon cuando la economía creció a tasas negativas.
El PIB promedio anual de largo ciclo populista 1934-1982 fue de 6%, con tasas de inflación de entre 2%-4% y fue posible porque el modelo de desarrollo cumplió con dos requisitos indispensables: el acuerdo productivo como economía mixta con los empresarios y la utilización del gasto público como detonador de obras públicas que se convertían en desarrollo generalizado. Y la clave de la estabilidad inflacionaria estuvo en el candado del déficit presupuestal no mayor a 2% para el aumento del circulante monetario populista que genera inflación.
Si se entiende bien el discurso de la presidenta Sheinbaum Pardo, la política económica se centralizará en las actividades prioritarias del Estado para sus propios proyectos, no para algunos otros que se puedan convertir en factores detonadores en otras áreas de la economía, y a ello hay que agregar de manera negativa la limitante en las disponibilidad de gasto por los programas sociales no productivos que atenderán rezagos morales y cuando menos la mitad del sexenio en seguir subsidiando las obras insignia del Gobierno del presidente López Obrador que no se terminaron y que seguirán requiriendo recursos públicos que no se destinarán a la actividad productiva.
En este contexto las expectativas del Fondo Monetario Internacional para México de 1.3% para el 2025 –primer año formal del sexenio– estarán por abajo de la línea de flotación del aumento de la población nacional y del incremento anual de alrededor de 900,000 personas en la población económicamente activa que cada año se suman en busca de empleo con beneficios sociales y que requiere cuándo menos 5% del PIB para satisfacer sus necesidades.
De ahí que los técnicos de Hacienda tendrán que realizar muchos esfuerzos retóricos para justificar un presupuesto con enfoque social nacional, pero con capacidad de crecimiento económico por abajo del aumento de la población nacional y del incremento de la población económicamente activa. Es decir, en pocas palabras, muchos mexicanos se quedarán atrás porque no tendrán cabida en el modesto crecimiento de cuando menos 1.5% anual promedio en los años de 2025 y 2026.
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Política para dummies: La política solo se entiende con bienestar económico.
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