Dos mil doce

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De los cinco procesos electorales que me permití reseñar a lo largode esta semana, la elección del 2012 es la única que no tiene nombre y apellido,aunque posee desde ahora su marca anímica.

Si en 88 fue la indignación identificada conCUAUHTEMOC, en 94 el voto del miedo que se acogió al abrigo de ZEDILLO, en 2000el sueño reencontrado en FOX y en 2006 la frustración reflejada en ANDRESMANUEL, para 2012 habrá que hurgar en el pavor cotidiano.

Desde luego, no es lo mismo que el voto del miedoen 94, cuando el olor de la pólvora parecía focalizado en personajes y escenariosconcretos: Lomas Taurinas (COLOSIO) o la selva lacandona (MARCOS).

Lo de hoy tampoco tiene origen político ni lo vemosde lejos como una reyerta entre élites, sino que lo padecen a diario losciudadanos de a pié, la gente común, como un predador anónimo que se incrustóen nuestro paisaje, en calidad de amenaza cumplida.

Necesario es decir que el voto del horror cercano noha encontrado todavía rostro que lo encarne entre los aspirantes a la Presidencia(tres hombres y una mujer) tal vez porque las campañas empiezan hasta marzo y aúnno se han difundido diagnósticos ni propuestas.

Haciendo memoria, todavía en la elección federalmediera (2009) los mercadólogos electorales se animaban a discutir cual de lasdos crisis (económica y de inseguridad) sería el tema del momento.

En aquel año, la estrategia de FELIPE CALDERÓN y suentonces dirigente partidista GERMÁN MARTÍNEZ optaría finalmente por reivindicarla guerra contra el crimen organizado como “tema insignia” de lacampaña albiazul.

La historia posterior es harto conocida. Elfrentazo del PAN en dicho proceso provocaría que los analistas nacionales le recordasena CALDERÓN la vieja frase de campaña empleada por el demócrata BILL CLINTON cuandoenfrentó con éxito a GEORGE BUSH padre en 1992: “¡Es la economía,estúpido!” (the economy, stupid).

Tal fracaso, entre otras consecuencias, provocaría eldespido fulminante de GERMÁN y su relevo en la persona de CÉSAR NAVA.

¿Pero era la economía, realmente?

La mala instrumentación de las campañasblanquiazules y el desprestigio de esta guerra quizás pudieran hoy verse comovariables independientes a la selección (acertada o errónea) del “temainsignia”.

Teniendo a la vista lo que ocurriría después (2010,2011 y lo que llevamos del 2012) acaso podríamos decir que el diagnóstico eracorrecto pero estuvo mal instrumentado.

Ello, reconociendo que si bien la economía familiartenía un lugar destacado en el ánimo nacional, la inseguridad merecía desdeentonces un trato preponderante.

Y bueno, si alguna polémica existía en los comiciosde hace tres años en cuanto a la preocupación central de la gente, en el actual2012 a nadie le debe quedar duda que la inseguridad no tiene competidor. Es eltema y punto.

Desde luego, candidatos y partidos hablarán hoy deempleo, presentarán planes de vivienda, salud, educación, comunicaciones,reforma energética y fiscal, pero el asunto de la violencia estará por encima yserá la pieza clave que defina la empatía con la época.

Lo cuál no necesariamente lleva al triunfo. Recuérdeseque CÁRDENAS y AMLO fueron en 88 y 2006 quienes atraparon el ánimo colectivo,pero ambos perdieron al enfrentar circunstancias adversas derivadas de poderesfácticos inamovibles.

Sin importar, por lo pronto, quien triunfe enjulio, la pregunta más urgente es cuál de los cuatro candidatos será capaz deentender el momento mexicano del 2012: JOSEFINA VAZQUEZ MOTA, ENRIQUE PEÑANIETO, ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR o el recién llegado GABRIEL QUADRI DE LATORRE.

Y no será precisamente quien ofrezca mano dura anteel crimen pues CALDERÓN ya experimentó con ella inútilmente.

La lucha en este campo empieza por el diagnóstico,el que los respectivos cuartos de guerra se hagan las preguntas adecuadas y elaborenpropuestas certeras, viables y creíbles.

lopezarriaga21@prodigy.net.mx

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