AL VUELO-Caballos

Por Pegaso

Andaba yo haciendo mis ejercicios ecuestres matinales, saltando de nube en nube, cuando se me vino a la mente, no sé por qué, el tema de los caballos.

Todo empezó, si mi memoria no me falla, cuando un día el presidente de la Asociación Ganadera, Gildardo López, me dio una noticia exclusiva: Vamos a introducir la venta de carne de caballo, pero todavía no lo publiques.

¿Whattt?-dije yo. ¿Decirle a un periodista que no publique una noticia que sabe que va a hacer ámpula? ¡Ni madres! Así que lo publiqué al día siguiente, aunque a Gildardo no lo ví sino hasta la próxima semana, cuando me dio, ahora sí, la noticia completa.

Sacrificarían un primer ejemplar y harían una degustación para ver cuál era la reacción de los consumidores locales.

Se hizo la degustación y todos estuvieron de acuerdo en que la carne de caballo sabe casi igual que la de res, además de que hubo una polémica en torno a su calidad nutricional y todo eso.

Lo del tema sanitario es otro rollo. Si se apegan a las normas sanitarias y se utilizan ejemplares sanos, no hay problema alguno.

Pues bien, después de la degustación, parece que todo quedaría en eso. La aceptación de los consumidores se iría midiendo porque es difícil introducir al mercado un nuevo producto, y más si éste se considera tabú, como comerse a los caballos.

«¿Cómo me voy a comer a mi caballo si es como mi amigo?»,-me dijo un día el regidor Ovidio Gutiérrez, dueño del rastro donde se sacrificaron los dos primeros ejemplares.

Lo que no sabe el gran público es que desde hace muchos, muchos años, hemos comido no sólo carne de caballo, sino también de burro.

Así como lo oyen. Es algo que por sabido se calla. Algunas empresas familiares que se dedican a la producción de machaca, sobre todo en el Estado de Nuevo León, utilizan carne equina para abaratar el costo del producto.

Mezclan una parte con otra de vaca y así obtienen el delicioso producto que se prepara con huevito, chilito, cebollita y tomate, todo un bucatto di cardinale para los norteños, y ¡Ajúa!

Incluso algunas empresas reconocidas como Tía Lencha incluyen en su información de contenido que la machaca que comercializan se compone de 99.7% de carne de res, sin especificar su tipo, ya que recordemos que técnicamente un caballo también es una res.

Total. Después de que se anunció la posible comercialización de carne de caballo para consumo humano, se dio en los medios un fenómeno curioso. Empezaron a aparecer noticias sobre el robo de equinos pertenecientes a carretoneros.

De hecho, según la asociación Caball, los robos de animales de tiro ya tienen tiempo, y desde enero de este año (aún antes de conocerse la iniciativa para vender carne de cuaco) habían desaparecido 137 ejemplares.

De la degustación para acá, al menos diez o quince casos se registraron, así que es posible pensar que con ésto se disparó más el mercado negro que ya existía desde tiempo atrás.

Y decimos que es mercado negro porque no es posible que alguna autoridad sanitaria dé el visto bueno para el consumo de caballos en las condiciones en que se encuentran los animales de tiro, al menos en Reynosa.

Aquí, podemos observar pencos muy escuálidos, con grandes magulladuras en los costados y lomo por la constante fricción y los latigazos.

Se les hace trabajar casi durante todo el día, además del constante castigo y las mentadas de madre que los inefables carretoneros les propinan.

Hay cuacos que se vencen de cansancio y se quedan echados a media calle, donde los operadores de los carromatos simplemente los dejan abandonados. Ahí, en plena vía pública o en algún patio baldío.

¿Cómo poder aprovechar la carne de estos animales?

Bueno, usted lo adivinó: Haciendo machaca, combinándo la carne con una parte de res, deshidratándola y poniéndola a la venta al público ignorante.

«Res» es una palabra genérica que describe a un semoviente, es decir, a una unidad de ganado mayor, llámese bovino, equino, porcino, etc.

Bien harían las autoridades en obligar a las empresas que venden machaca a que coloquen en la etiqueta la palabra «vaca» o «carne vacuna» para referirse al contenido del sobre en el que viene empacada.

Eso se los dejo de tarea a los de COEPRIS.

Mientras tanto, aquí está el refrán estilo Pegaso: «Es imposible que el equino añoso deje pasar la oportunidad de obtener la inflorescencia que le otorgan». (Caballo viejo no puede perder la flor que le dan).

 

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