Para la sociedad no pasan desapercibidas muchas de las acciones congruentes que hoy, los empoderados realizan, para mostrarse tal cual son ante la opinión pública.
Porque no podemos negar que solo los neo panistas agradecen los gestos exagerados de Lipe Calderón para fortalecer el posicionamiento de su partido y de sus aspirantes.
Los verdaderos, los viejos militantes, prefieren una actitud menos canteada, porque entienden que ellos siempre pidieron en el pasado y durante más de 70 años, una línea limítrofe entre el gobernante y el partido que lo llevó al poder.
A partir del 2000 y con la llegada de Vicente Fox, esa línea se perdió, por la simple razón de que, en congruencia con su estilo arrebatado, al grandote con botas de charol le encantaba publicitar las visitas a su partido tanto como su idas a misa los domingos.
Fue entonces cuando se perdió el respeto para el electorado, porque a partir de ahí, algunos priistas en el poder, consideraron esto como instrucción superior, acostumbrados como estaban a que desde Los Pinos les marcaran la ruta.
Con este tipo de acciones quedó claro que olvidaron por completo todos, el principio básico de que después del triunfo electoral, se gobierna para todos sin distingos partidistas.
Así que, como en cascada, en cada rincón de este país se fue perdiendo el respeto por aquellos actores políticos que desde las alturas del poder, hacían patente sus preferencias.
Lamentablemente la sociedad pensante de equivocó, pues el castigo asignado fue el alejamiento de las urnas, permitiendo que la urgencia del momento superara con creces la necesidad permanente de mantener la democracia.
Hoy, cuando vemos a los diputados federales peleando la tribuna, no para defender al pueblo sino para ofender a sus contrincantes políticos, colocando una cantidad suficiente de estiércol en los calcetines para posteriormente darle vueltas y vueltas en el aire, manchando las letras de oro del recinto parlamentario, comprobamos como sociedad que actuando así, de poco le sirven a la nación.
Gracias a este actuar ya muchos ciudadanos se unen a la propuesta ciudadana de anular con una gran cruz la boleta electoral para el senado, no solo por la baja calidad moral de los aspirantes, sino como una lección útil para quienes habrán de gobernar y legislar en la próxima camada.
Queda demostrado que el abstencionismo no conduce al logro de beneficios populares, veremos ahora, si la anulación masiva de boletas genera los cambios que la sociedad reclama.
En el análisis regional, se ve ahora, a diferencia de los gobiernos estatales anteriores, una disposición a mantener el respeto a los ciudadanos en general, las señales no son contundentes pero si notorias, la presencia no es física, pero si notable.
Alejados están de Palacio de Gobierno, aquellos que pretendieron, por su experiencia, tomar como rehén al inquilino. La sociedad ve bien el estilo de EGIDIO Y SU SANA DISTANCIA.