Iberoamérica, polarizada

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Carlos Ramírez

INDICADOR POLÍTICO

Cuando el Departamento estadunidense de Estado ordenó en 1962 a todos los países de América Latina dentro de la Organización de Estados Americanos que rompieran relaciones diplomáticas con Cuba por su definición marxista-leninista y sus decisiones expropiatorias, sólo México no acató la instrucción porque en ese momento el equilibrio ideológico gubernamental estaba dominado por el nacionalismo revolucionario cardenista.

El panorama ideológico de la región iberoamericana ha cambiado y tiene tres características:

1.- Autonomía relativa ideología y diplomática respecto de Estados Unidos.

2.- Oscilación pendular, pero excluyendo a la ultraizquierda marxista (con dos excepciones: Cuba y hoy Nicaragua) y a la ultraderecha fascista.

3.- El modelo de gobierno en la región al sur del río Bravo es de mercado capitalista, aunque algunos países tengan Estados dominantes y hasta hegemónicos.

El cuadro que presentamos –tomado del Real Instituto Elcano y que circula libre en redes– ofrece un panorama muy interesante sobre la situación ideológica en 32 países de América Latina, con 3 características muy importantes:

1.- 17 perfilan inclinación a la derecha y centroderecha.

2.- 15 se definen como de izquierda y centroizquierda.

3.- Y 25 definen su condición de oposición con respecto a su gobierno anterior y 7 mantienen continuidad oficialista.

La principal característica de los gobiernos latinoamericanos radica en una autonomía respecto de los viejos hilos de dominación de Estados Unidos que terminaron, por fijar una fecha, en 1959 con la victoria de la revolución cubana y se refrendaron en 1979 con el triunfo de la revolución sandinista nicaragüense, y tomando en cuenta el intervencionismo brutal de Estados Unidos para impedir la autonomía de gobiernos latinoamericanos en el ciclo de golpes de Estado de derecha y de izquierda que se dieron en los años 70, y con el caso brutal de Chile 1973, donde la Casa Blanca aplicó el último golpe autoritario contra una experiencia socialista electoral.

Los países de América Latina como región o a través de experiencias nacionales formaron parte de la lógica dominante de la guerra fría y el colapso del campo comunista soviético en 1989-1991 dejó a esas naciones al garete, Con una política exterior estadounidense que supuso no necesitar golpes de Estado y explotó los beneficios de libre comercio.

El cuadro permite sacar muchas conclusiones, pero aquí solo señalaremos tres:

1.- Los gobiernos se han preocupado más por márgenes ideológicos que por políticas de desarrollo.

2.- La dominación de las estructuras del Estado han impedido la consolidación de fuerzas productivas que suelen definir modelos de desarrollo.

3.- América Latina sigue siendo víctima del síndrome Cuba: una revolución socialista con Estado absoluto que domina perfiles ideológicos, pero sin que los países de la región hayan entendido no tanto el fracaso ideológico sino el colapso económico que tiene hundida a Cuba en la condición de país no-viable.

Ni Estados Unidos ni la Unión Europea han comprendido tampoco la dinámica local de las sociedades iberoamericanas y los dos bloques económicos, ideológicos y de poder siguen considerando a los países del continente americano –con excepción de Canadá y Estados Unidos– como países dependientes en lo económico, ideológico y geopolítico.

El principal problema de la región y el programa americana es la incapacidad e imposibilidad para poner de acuerdo con élites de corto plazo e intereses que ponen el desarrollo del bienestar en el último lugar.

El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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