El aspirante a gobernar se mueve como pez en el agua ante las cámaras y mejor ante sus críticos, revela cada una de sus estrategias para sacar a este golpeado pueblo de la pobreza, del desempleo, de la crisis en la que se ha sumido desde hace casi un siglo.
Se le olvida que su partido ha sido parte del gobierno y por lo tanto parte de todos los problemas, tiene ganas de confrontar, de pelear, pero lo mismo le da pedir disculpas o perdón si en ello se gana un voto.
Sutil, porque la ocasión lo amerita, pone una cara de yo no fui, le apuesta al olvido de la gente y sin piedad receta que hacen falta mejores incentivos al empresariado, quitarles impuestos para que no paguen tanto por las prestaciones sociales de sus trabajadores y así puedan invertir en la generación de empleos, pero al final, detalla, allá por octubre que haya pasado la elección será necesario subir otra vez el IVA e incrementar algunos impuestos para recuperar dinero para la hacienda pública.
Esto último lo esconde de todas las maneras posibles, incluso trata de disfrazarlo con la urgencia de recursos que tiene el país para resolver sus problemas de seguridad, de desempleo, de inversión, de combate a la pobreza.
Pero lo dice con claridad, según él, porque es una “medida dolorosa pero necesaria”, porque es “la única forma de salir de estos problemas por los que se atraviesan en este momento”.
El caso es que le salió lo claridoso, el hablar con verdades sobre los problemas de gobernabilidad, de inseguridad, de desempleo, de crisis, más los sociales que atraviesa el país, y gran parte de toda esta región.
Cierto, en todas partes son iguales, le hablamos del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, pero bien puede trasladar todos los dichos a Enrique Peña Nieto del PRI, Josefina Vázquez Mota del PAN, o Andrés Manuel López Obrador de la izquierda, es más, y si se le hace muy retirado eso de los presidenciables, es la misma retorica que utiliza Manuel Cavazos Lerma, las palabras de Francisco Javier García Cabeza de Vaca, o las que sumaran los perredistas, petistas o del Panal que se vayan sumando a la contienda por ser Senadores y representar a Tamaulipas.
Contra todo eso van los ciudadanos en la próxima elección, primero, la necesidad de convencerse que uno de los aspirantes a la presidencia tiene un programa que servirá a este país, que dice más verdades de las que se calla, que una vez instalado en el poder no saldrá otra vez con que hay que aumentar impuestos.
Es verdad, hoy a los ojos de toda la ciudadanía los candidatos y precandidatos parecen la solución a todos los problemas, la humildad es su mejor don, se han olvidado de la soberbia de aquellos días en que gobernaron, que preferían refugiarse en las pirámides que visitar a los maestros que tenían su manifestación, o cualquier colono en protesta, solo por citar un ejemplo porque pueden ser miles.
De verdad que no será nada fácil que la gente salga a la calle a votar, el ciudadano de hoy piensa que lo mismo da quien gobierne porque lo hacen de la misma forma, con los mismos vicios, con la misma corrupción, impunidad, y abuso sobre los ciudadanos.
Más aún, el ciudadano ve a los políticos en campaña como una gran mentira, como personas que no son capaces de asociar las palabras a los hechos, que no pueden resolver ni sus propios problemas, que no son capaces de gobernar en su familia, y quien no puede regir un hogar menos podrá administrar un país.
Pero no son tiempos de hablar de la fatalidad, son tiempos de recuperar la confianza y darles la tercera llamada a los políticos, decirles que se quieren resolver las cosas por la vía pacifica, pero que ello implica un compromiso verdadero entre unos y otros y que será la última oportunidad.
Como primer paso hay que pasar de los discursos a los hechos, hay que pasar de decir las cosas de forma tan bonita a sincerarse y explicar como se piensa gobernar al país para que la gente no se haga falsas ilusiones, la verdad nadie le cree a los aspirantes a la presidencia de la República (ni a los candidatos a Senadores y a Diputados)que van a resolver el problema de inseguridad, menos que serán los generadores de empleos o quienes solucionarán la crisis, menos si lo mencionan sin un plan concreto, y eso tiene que ser superado en los siguientes meses.
En resumen, difícil será nuestro futuro si la sociedad, el gobierno y los políticos no demuestran que se va a cambiar, que se pasará a las campañas con propuesta, se descubrirá a los corruptos, pero sobre todo, se propondrá a gente decente de uno y otro lado para gobernar, y ahora si, sin mentiras.
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