Locuras Cuerdas
Jorge Chávez
Me siento herido. Una parte del país se alzó en armas para derribarme, y la otra se cruzó de brazos para verme caer. Las dos me eran deudoras de una porción de cosas. Porfirio Díaz Mori.
Querido amigo lector, le recomiendo que no lea esta columna el día de hoy. Pare de leer!! Brínquese a otra lectura porque lo que hoy verán sus ojos, obvio, será un irreverente sacrilegio a la historia oficial, es decir una grosera profanación a lo registrado por quienes ganaron la tan festejada Revolución Mexicana la cual me produce una gran duda, si amerita una celebración o si es necesaria solamente para celebrar lo que sea, aun no lo sé.
En pláticas con el empresario matamorense Miguel Guerra, a pregunta expresa de un servidor de su opinión al respecto del dictador defenestrado en los albores del siglo pasado me respondió que a su juicio el presidente Díaz había hecho mucho por México en otro tiempo que toda era diferente y no se animó a opinar de este personaje como una lacra para nuestro país. Hice la misma pregunta a la joven Dra. Blanca López y ella sí que no tuvo empacho en exaltar la figura del héroe de la batalla del 2 de abril de 1867, afirmando que fue una época de avance excepcional para nuestro país.
En alguna ocasión el señor Nicolás Jiménez, presidente de la Asociación París-México expreso lo siguiente: “Es difícil posicionarse sobre querer o no querer a Porfirio Díaz por sus 30 años de dictadura. Tener a un personaje de la historia de México no sé si sea un orgullo pero uno se siente satisfecho de que esté en un cementerio importante como Montparnasse.
El punto es que no son pocas las personas que contemplando los eventos en la distancia histórica y ponderando las acciones de nuestro personaje con lo hecho por quienes tomaron el poder después de él, no nos queda más que entender y asimilar que el porfiriato fue lo mejor que como nación nos pudo haber pasado y que fue una etapa natural, necesaria y de tracto sucesivo, por tanto inevitable y obligatoria en su tiempo. Independientemente de haber sido catalogada con desprecio por quienes escribieron la historia como una dictadura, cometiendo una ingrata injusticia al etiquetar esa etapa de México solo con esa palabra.
Es un dato relevante mencionar que la mayoría de los mexicanos que visitan París van a visitar la tumba pese a lo controversial de este personaje histórico y cabe señalar que para muchos mexicanos Díaz tiene un significado bueno o malo pero tiene un significado, eso es de mucha relevancia.
Mi querido y dilecto lector, déjeme decirle que Porfirio Díaz pasó los últimos cuatro años de su vida en París, Francia y sus restos yacen en una de las tumbas más visitadas del cementerio de Montparnasse. Antes de partir a este destino en el buque alemán de nombre Ypiranga dijo una frase muy reveladora y casi, casi una profecía: “Madero ha soltado al tigre, a ver si puede domarlo”. Visto está que Madero no pudo domarlo y se llevó de encuentro a su hermano Gustavo y a Pino Suárez. Solo les alcanzo para tener nombres de calles y delegaciones. Con todos los asegunes que representa en los registros históricos de nuestra nación siempre he admirado la vida de este personaje, Díaz Mori, y presumo que fue una descortesía histórica haber pasado inadvertida la fecha del centenario de su fallecimiento el 2 de julio del 2015. Me dolió en mi alma de poeta y de atisbo de historiador.
Hoy, como un ciudadano común y recordando los entresijos de la Revolución Mexicana en su entorno histórico, y a riesgo de ser severamente criticado por algunos historiadores, quiero por medio de este escrito, rendir un pequeño tributo y merecido homenaje a este controvertido personaje que ha hecho más por México que muchos posteriores personajes de la política y de la historia, que fueron quienes triunfaron en las luchas propias de los eventos de 1910, y que por esa razón fueron quienes dictaron los registros de esos eventos y con una grosera parcialidad solo exaltaron los errores de este oaxaqueño que nos gobernó por casi 34 años pero que en ese periodo de tiempo son más sus positivos que sus negativos.
Cabe indicar que Carmelita Romero Rubio, su muy desarrollada esposa, tiene en su historia toques mágicos de una personalidad cautivadora ya que influyó en la personalidad del caudillo, ya que hizo no pocas cosas para el desarrollo de su cónyuge a quien le corregía sus faltas de ortografía, lo instruyó en el manejo de los cubiertos en la mesa, lo enseñó a expresarse con palabras y frases que modificaron su rudo vocabulario, también le inculcó el gusto por el buen vestir; al bronco soldado lo transformó en un dandy. Digno de mejor juicio de la Historia.
El tiempo hablará.