CUADRANTE POLITICO——————-
POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO—–
La política mexicana, sigue siendo ritual y simbólica, en sus coronaciones, como en sus sacrificios.
Un sábado 17 de octubre, pero del 2009, el gobernador Eugenio Hernández Flores, festejaba en su rancho, su cumpleaños, con un invitado muy especial. Hacia el mediodía, las aspas de un enorme helicóptero provocaban un leve temblor en las ramas de los ébanos.
El gobernador de edomex Enrique Peña Nieto y su prometida Angélica Rivera llegaban para reafirmar los lazos de amistad, con el político que se erigía como el líder del grupo nacional de gobernadores, decididos a llevar a EPN a la presidencia.
Ocho años después, un viernes 7 de octubre, pero de 2017, Eugenio es detenido justo a la altura del “Cuerudo”, el monumento más emblemático de su sexenio.
¿Notificó Cabeza al Presidente Peña lo que iba a hacer? ¿O decidió irse por la libre? Son preguntas relevantes, para saber, lo que pasará esta semana que da inicio.
La historia, que palpita, atrás de estos acontecimientos, es la siguiente:
A su arribo a los Pinos, el peñismo desconoció a sus antiguos aliados, los ex gobernadores que lo apoyaron. Estableció un pacto con el PAN de Ricardo Anaya y de Gustavo Madero, para impulsar sus reformas estructurales e hizo creer a Anaya que el sería el próximo presidente de la república. Los escándalos de corrupción y un gabinete desgastado, daban sentido a la hipótesis, de que, RAC, era el consentido del poder. Pero los recientes triunfos en Edomex y Coahuila, cambiaron la perspectiva de la Presidencia.
El grupo mexiquense hizo cuentas alegres, y se se apresuró a “tronar” los sueños anayistas, por la vía del escándalo, balconeando el brutal enriquecimiento de su familia. De pronto Anaya, se vio desvalido, y sin respaldo político. El instrumento que lo crucificó políticamente, fue la Secretaría de Gobernación de Miguel Angel Osorio, el hombre que por encargo del Presidente Peña, operó para entregarle el mayor número de gubernaturas al PAN, en el 2016, y de arropar al poblano Rafael Moreno Valle, en sus aspiraciones presidenciales.
La reciente renuncia de Margarita Zavala al PAN, refuerza la hipótesis, de que, el peñismo- salinismo- calderonismo van unidos en el 2018, para frenar a Andrés Manuel López Obrador. La carta fuerte es la del candidato José Antonio Meade, mismo que sirvió también en el gabinete de Calderón. La corriente del PRIANATO, integrada por Videgaray- Meade-Nuño-Peña-Calderón y Salinas, van con todo, pues atrás de sus figuras, existen los poderosos intereses de una plutocracia, que en las dos últimas décadas, se colocó entre las más adineradas del mundo.
Pero, en que parte de este recuento, se da la relación, entre la renuncia de Margarita en la ciudad de México, y la detención del ex gobernador Eugenio Hernández en Tamaulipas?
La mencionada renuncia, puso en evidencia el resquebrajamiento del proyecto anayista, pero también encendió sus deseos de venganza, contra el piísmo nacional. La separación de Margarita del PAN, pudo haber sido, el derramamiento del vaso, que ya ha encendido la guerra entre Anaya y el peñismo.
Justo este viernes, las aguas de la política nacional se revolvieron, dejando en la superficie a dos posibles beneficiarios: el ex gobernador Rafael Moreno Valle, y al grupo de gobernadores panistas, liderados por Francisco García Cabeza de Vaca, mismo que se alinea, dentro del prianato.
El gobierno cabecista, esperó justo el momento, para dar un golpe contra el exgobernador Eugenio Hernández, a quien acusa de bloquearle el camino, rumbo a la gubernatura, en la sucesión del 2010. La detención de Geño, puede interpretarse, como un capítulo más del pacto establecido entre el PAN y el PRI, para enfrentar juntos a AMLO en el 2018.
La estrategia de fondo es esa. Y justo bajo su sombra, ha descansado hasta ahora, la impunidad del ex gobernador Egidio Torre Cantú, mismo que, se dice, entregó en su momento, una fuerte millonada a quien sería su aliado y su sucesor, en el palacio de gobierno.
Desde el CEN del PRI, le dieron luz verde al PRI de Egidio, un PRI que lejos de confrontarse con el cabecismo, ha sido, hasta ahora, su más fiel aliado, acatando astutamente, las señales del escenario nacional.
En fechas recientes, Geño también dio muestras de buena voluntad, en el sentido de colaborar con el sexenio en turno, aunque se dice que, terminaron por torcerle el brazo, a base de amenazas, para que, apoyara a Checo Guajardo, el delfín de Egidio. Y de paso, bloquear al grupo Luebbert.
Hace unos días, Geño viajó en un vuelo comercial de México a esta capital, y en ese mismo avión venía el Presidente del PRI, Checo Guajardo. ¿Este último ya sabía la emboscada que le esperaba al ex gobernador? ¿La invitación de Enrique Ochoa Reza, para que Geño lo acompañara en un evento, formó parte de esa misma trampa? El caso es que Eugenio se confió. Y si al final se dio cuenta, buscó tal vez, el recurso de esa carrera de motos a Zacatecas.
¿Le fallaron sus informadores políticos?
Hoy Geño, parece sumarse a la lista de liderazgos priístas, sacrificados por el PRI tecnocrático de Enrique Ochoa Reza. En su descargo, podemos decir que, suceda lo que suceda, es hasta ahora, el gobernador que más infraestructura pública ha creado en Tamaulipas.
Por otra parte, esta semana se verá, si la amistad que Geño construyó con el grupo priísta en el poder, es real, o bien, si lo dejan solo.
La cercanía del ex gobernador de Tamaulipas, en el periodo 2005—2011, con Osorio Chong y Peña Nieto, es inocultable. A ambos les ha servido y les ha sido leal.
¿El sistema de la alianza panista, el PRIANATO que busca crear una nueva era de poder, con el gobierno de Meade, de Margarita, de Anaya o de Moreno Valle, ha decidido ofrendar un nuevo sacrificio?
Ya se verá.
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